Vitoria - Si el pasado viernes rayó a gran nivel para reducir a escombros al perímetro del Darussafaka, la defensa del Baskonia pasará esta tarde una nueva reválida ante el mejor pistolero de la presente edición de la ACB. Y es que aterriza en el Buesa Arena un clásico como el Estudiantes con un peligro público entre sus filas y una pieza tocada por una varita mágica desde el arranque de la temporada. Edwin Jackson, un escolta que brilló en su día con luz propia durante cinco campañas en el Asvel Lyon hasta erigirse en una de las piezas más codiciadas del mercado, se está convirtiendo en una de las sensaciones de un torneo sin el pedigrí ni el fuste de antaño.

Tras pasar de puntillas por dos clubes de altos vuelos como el Barcelona y el Unicaja, el exterior francés es posiblemente el jugador más en forma de la ACB, además de ser su máximo anotador con prácticamente 21 puntos de media por encuentro y también el más valorado. Blazic, Hanga y compañía deberán multiplicarse para atar en corto a Jackson, renacido en Madrid tras dos ejercicios donde careció de pegada en lugares con mayores miras que el colegial. En un equipo venido a menos que trata de reverdecer viejos laureles, su confianza se ha disparado hasta el punto de ver el aro como una piscina.

Nacido en Pau hace 27 años, este atlético dos galo atraviesa un dulce estado de forma y es una pesadilla para sus rivales. Así lo corroboran los espectaculares guarismos anotadores de las últimas jornadas. Ha anotado por este orden la friolera de 27 puntos al Joventut, 25 al Barcelona, otros 27 al Gran Canaria y 24 al Andorra. Brillantes exhibiciones ofensivas que han permitido al renovado Estudiantes de Salva Maldonado acercarse a la zona media de la clasificación y soñar a estas alturas con la Copa del Rey.

Con independencia del latente peligro del atacante francés, la tarde emerge como otra buena oportunidad para que el Baskonia prolongue su dinámica victoriosa de las últimas semanas. A la espera de la prueba del algodón, que llegará el próximo jueves en la gélida y lejana Kazan en la Euroliga, no hay duda de que la solidez azulgrana como anfitrión se encuentra fuera de toda duda. Al amparo de su afición, el vitoriano es un grupo que muerde atrás y despliega sus interminables recursos ofensivos para dominar con suficiencia los partidos. Pero está por ver si traslada esa imagen de solvencia y sobriedad a los desplazamientos continentales, empezando por el maratoniano viaje de la próxima semana a Rusia donde puede dar un paso de gigante a la hora de reforzar su candidatura al Top 8 de la máxima competición.

El pulso ante el Estudiantes tiene otros alicientes como la posibilidad de atacar la cuarta posición de la ACB o incluso la tercera si el sorprendente Iberostar cede en Santa Cruz de Tenerife ante el Murcia. Algo rezagado en la clasificación pese a que ha disputado un partido más que varios de sus rivales directos, el Baskonia no puede permitirse el lujo de cosechar un nuevo tropiezo que le haga perder comba respecto a la zona cabecera. Y el tibio Estudiantes es otro oponente ideal para ahondar en la positiva línea de los últimos encuentros.

A falta nuevamente de Bargnani, que hoy se perderá su noveno partido por lesión desde que viste la elástica azulgrana, Ilimane Diop y Voigtmann deberán sostener por sí solos el juego interior con la colaboración de Shengelia y Tillie. Los madrileños no se distinguen precisamente por su fortaleza en esta faceta del juego, donde esgrimen como cincos a dos veteranos sin excesiva mordiente por el paso de los años (Savané y Ali Traoré).

El Estudiantes, que también se nutre de un cuatro versátil como Suton y tendrá las bajas de Grimau y Page por lumbalgia, está pilotado por otro rostro conocido del Buesa Arena. Omar Cook, reclutado por el Baskonia para la segunda parte de la temporada 2012-13, es la prolongación de Maldonado sobre la cancha. Al mismo tiempo, su madurez se antoja fundamental para que la joven promesa Darío Brizuela vaya curtiéndose en la ACB.