vitoria - Cuando el Baskonia tome hoy el vuelo que le lleve hasta las Islas Canarias, se presentará en el aeropuerto mucho más liviano de como compareció anoche en el Buesa Arena. Porque el combinado de Velimir Perasovic se quitó ayer un gran peso de encima sumando la primera victoria en la eliminatoria de cuartos de final ante el Herbalife. Un resultado que entraba dentro de lo previsible para prácticamente todo el mundo pero cuya conquista entrañaba bastantes más dificultades de las que parecía sobre el papel. Y es que sobre el cruce sobrevalaban no pocos fantasmas. Para empezar, el hecho de que el Laboral Kutxa ha caído a las primeras de cambio en las tres últimas temporadas. Y precisamente el rival que dio inicio a esta particular serie negra fue el Gran Canaria en un emparejamiento calcado al actual. Si a ello se le suma que el plantel insular dispone de una plantilla más que solvente y que el primer partido de una eliminatoria a tres duelos siempre sitúa mucha más presión en el bando del cuadro local, el escenario para un tropiezo azulgrana estaba dibujado en el horizonte como una peligrosa amenaza. Sin embargo, el plantel vitoriano fue capaz de sortear la trampa y sumar una victoria que debe servir para matar los nervios que le acompañaron en esta primera comparecencia y propulsarle hacia el ritmo de crucero que le lleve, como primer paso, hasta las semifinales de la Liga ACB
Tuvo que sudar de lo lindo no obstante el Laboral Kutxa para poder llegar hasta ese punto. Porque el Gran Canaria fue capaz durante muchos minutos de tenerle engrilletado dificultando al máximo sus evoluciones y conduciendo la contienda hacia un ritmo mucho más favorable a sus intereses.
Y ese que el partido amaneció con síntomas esperanzadores para la escuadra local. Adams abrió el marcador y durante esos primeros minutos el Baskonia fue abriendo brecha en el marcador hasta situarse nueve arriba (11-2) gracias fundamentalmente a su dominio en el rebote. Pero fue un espejismo. El Gran Canaria ni mucho menos se vino abajo y a base de secar por completo a las dos principales referencias azulgranas (Adams y Bourousis) le dio la vuelta al resultado con un espectacular parcial de 2-15 para llegar al final del cuarto inicial con ventaja (13-17).
Esa tónica de duelo espeso, con muy poco acierto por ambos bandos y mucho trabajo físico se mantuvo durante los segundos diez minutos. Con el base de Decatur perdido en sus errores y el pívot griego sin anotar hasta el tercer cuarto, fueron los secuendarios -fundamentalmente Tillie y Planinic- quienes sostuvieron al equipo en esos instantes.
Pero este Laboral Kutxa apenas necesita una pequeña chispa para entrar en combustión y esta se produjo al regreso de los vestuarios. Sin llegar a ser uno de esos golpes directos con los que ha noqueado a tantos y tantos rivales a lo largo de este curso, el cuadro azulgrana sí encadenó una buena serie de puñetazos -una vez más con Adams como principal ejecutor- que le permitieron arrinconar a su adversario en la esquina y adquirir una ventaja clave en un choque tan ajustado.
De esta manera, los diez puntos de ventaja con los que arrancó el parcial definitivo se convirtieron en un colchón de seguridad fundamental para poder afrontar el choque de mañana en Las Palmas con una victoria ya en su casillero. El conjunto de Aíto García Reneses siguió intentándolo pese a todo en esos minutos finales pero para entonces el Baskonia ya había recuperado a sus referencias clásicas. Con James y Adams aportando desde el perímetro y Bourousis marcando por fin el ritmo de cuanto sucedía en las zonas, el duelo fue encaminándose sin aspavientos hacia el desenlace esperado. Como el río que desemboca mansamente en el mar, el Laboral Kutxa llegó también a su destino. Una victoria que le sitúa a un paso de las semifinales y, sobre todo, debe permitirle dejar atrás las inseguridades.