vitoria - La FIBA va definitivamente en serio en su intento de crear una competición paralela al margen de la Euroliga, aunque su atractivo vaya a ser escaso al mantenerse los mejores equipos de Europa fieles a Jordi Bertomeu. La presentación de la bautizada como la Champions League, que acogerá a 56 clubes de 39 países, tuvo lugar ayer en París sin que sus rectores confirmaran la identidad de los participantes a partir de la próxima temporada. Las ligas de Alemania, Bélgica, España, Francia, Grecia, Israel, Italia, Letonia, Lituania, Polonia, República Checa y Turquía tendrán clasificación directa para la fase regular.

Lo único que se dio a conocer fue la partida económica para los futuros equipos que la integren. Cada uno percibirá un fijo de 100.000 euros, aunque esa cantidad se incrementará según los rendimientos deportivos progresivos. Por ejemplo, otros 20.000 euros se embolsarán los conjuntos avancen al Top 16 y 40.000 más los que queden entre los ocho primeros. Entre los clasificados para la Final Four, el cuarto recibirá otros 60.000 euros, el tercero 80.000 y el finalista 100.000. Obviamente, el campeón se llevará el mayor trozo del pastel con 340.000 euros, que sumados a los 160.000 logrados antes le permitirán redondear la cifra de 500.000.

De momento, es una incógnita si algún integrante de la ACB se aliará con la FIBA en el agrio litigio que el máximo organismo de la canasta mantiene con la Euroliga por el control de la máxima competición. El hecho de que Jordi Bertomeu garantizara recientemente en Belgrado que un cuarto equipo español disputará la Euroliga a partir de la temporada 2017-18 junto al Baskonia, Barcelona y Real Madrid ha abierto un nuevo escenario. Clubes como el Unicaja, el Valencia o el Bilbao Basket, que veían con buenos ojos el proyecto de la FIBA, verán de esta forma cómo sus posibilidades de tomar parte en el torneo más atractivo suben como la espuma tras esta decisión. - DNA