Atenas - El Baskonia se enfrentaba ayer a la oportunidad de dar un paso de gigante hacia el cruce de cuartos de final aunque, para ello, tenía que sobrepasar en considerable escollo de superar al siempre irreductible Olympiacos en su feudo. Un examen de la máxima dificultad pero con un premio más que atractivo si era capaz de aprobarlo con nota. Durante todo el curso, el equipo ha ofrecido innumerables ejemplos de lucha constante y pelea sin tregua en pos del objetivo de turno por lo que, ante la opción de hacerse con un caramelo tan goloso, se esperaba que incrementara todavía más si cabe estas virtudes. Sin embargo, no fue así en absoluto. Más bien todo lo contrario.

Porque contrariamente a todo lo ha mostrado desde que arrancó la temporada, el Laboral Kutxa dinamitó por completo todas sus opciones casi a las primeras de cambio. El combinado de Velimir Perasovic se inmoló con apenas cinco minutos de naufragio absoluto en los que se despidió del sueño de alcanzar su cuarta victoria en la pista del coloso heleno.

Sucedió concretamente en el segundo cuarto, cuando el plantel azulgrana echó por tierra todo el buen trabajo que había realizado hasta entonces y convirtió los veinte minutos que restaban por disputarse tras el descanso en un desafío imposible. Todo arrancó a falta de 6.45 para la conclusión de ese segundo parcial. Curiosamente, cuando el Baskonia parecía alcanzar su mejor momento en el partido. Y es que fue entonces cuando una canasta de Bourousis permitió al cuadro vitoriano igualar el marcado a 25.

A partir de ese momento, se produce una auténtica debacle en el conjunto azulgrana, en el que prácticamente todos sus jugadores enlazan un error tras otro de manera incomprensible. Mención especial merecen las pérdidas de balón que se suceden de manera constante sin que el Olympiacos necesite siquiera apretar para forzarlas.

Canasta tras canasta el equipo griego fue alejándose en el marcador hasta terminar firmando un demoledor parcial de 19-2 en apenas cinco minutos (44-27 a falta de 1.05) que sepultó cualquier remota opción baskonista de dar la sorpresa en el pabellón de la Paz y la Amistad. Aunque tras el descanso el Laboral Kutxa se pareció bastante más a su perfil habitual e incluso en algún momento llegó a acercarse mínimamente en el marcador, la verdad es que en cuanto Spanoulis se puso a jugar con el tiempo del partido el marcador regresó a la situación definida desde el segundo cuarto.

El Baskonia desperdició ayer una nueva oportunidad para quebrar su sequía de triunfos en El Pireo, donde ganó por última vez en abril de 2007 con Boza Maljkovic en el banquillo. Pese a ello, los alaveses mantienen el segundo lugar dentro del grupo F.