vitoria - En aquel irreverente Taugrés que, tras dos intentonas fallidas en Lausana y Estambul, pudo hacer por fin realidad el sueño de proclamarse campeón de la extinta Recopa ante su gente, habitaba un joven pívot cuya dimensión como jugador nadie acertó a vaticinar. Nacido en Torrejón de Ardoz pero vitoriano de adopción, Jorge Garbajosa sentó las bases de su laureada carrera en el Baskonia, donde comenzó a hacerse un hombre antes de su fichaje por el adinerado Benetton. De haberse sabido que terminaría erigiéndose en uno de los grandes cuatros de Europa y compitiendo en la NBA, seguro que el esfuerzo de Josean Querejeta a la hora de retenerle habría sido mayor. Precisamente por ser un canterano azulgrana y criarse en la capital alavesa, al público del Buesa Arena le dolió sobremanera verle levantar delante de sus ojos una Liga ACB con el Unicaja en la que fue el MVP. Los pitos se recrudecieron hacia él a partir de ese instante, pero Garbo -actualmente trabajando para la Federación Española de Baloncesto- no guarda rencor a nadie y es agradecido con el club que le catapultó a la fama.

Ha vuelto a Vitoria para un acto entrañable.

-Sí. El 12 de marzo es una fecha que recuerdo con mucho cariño. No era consciente de que habían pasado 20 años y cuando me lo comunicó un buen amigo del equipo como Juan Pedro Cazorla, que trabaja en el club, me hizo muchísima ilusión. Estaré encantado de volver al Buesa Arena y estar con los antiguos compañeros. Imagino que todos nos hemos hecho ya mayores, pero seguro que recordar lo que pasó aquel día será algo muy emotivo.

¿Qué tenía aquel Taugrés que rompió moldes y ha sido el único hasta ahora en conquistar un título continental?

-Ante todo, mucha ambición. Era un equipo con una mezcla de veteranos y gente curtida como Ramón Rivas, Marcelo Nicola o Miguel Ángel Reyes con un banquillo extremadamente joven, como era el caso de Juanpi Cazorla, Carlos, Millera o yo. Luego contábamos con un entrenador que de alguna manera nos ha marcado a todos. La clave del éxito fue el compromiso de la plantilla y el ir todos a una. Esa mezcla de veteranía, juventud e ilusión nos hizo conseguir el título superando situaciones muy complicadas desde el inicio de la temporada.

¿Se acuerda de todas las fatalidades que sufrió el equipo?

-Por descontado. La lesión de Green fue un mazazo y se juntó con los problemas físicos de Marcelo, Peras y Ramón, que eran la espina dorsal. Kenny era nuestro jugador franquicia y pudimos disfrutarle muy poco aquella campaña. Posiblemente todos aquellos contratiempos hicieron que nos uniéramos más todavía.

¿Se madura antes teniendo cerca un tipo duro como Rivas?

-Ramón me enseñó las cosas de Ramón y está claro que con jugadores como él o Marcelo se aprende a competir ante cualquier circunstancia. Al lado de ellos entendí que en los momentos complicados siempre se puede dar un extra. El grado de competitividad que hubiese adquirido con el paso del tiempo me llegó por adelantado. Estaba en un equipo con jugadores enormemente competitivos, pero sobre todo con un carácter ganador como principal exponente.

Usted tuvo que batirse esa campaña el cobre con tipos como Tomasevic o Drobnjak. No está nada mal para empezar.

-Mi debut no fue en Belgrado porque ya había jugado antes otro partido. Pero es verdad que aquel día sí me hice mayor de edad. Fue un encuentro muy tenso y duro, de los que te hacen crecer de una manera más rápida de lo normal. Lo recuerdo de una manera especial, ya que además le robaron al delegado la bolsa con los pasaportes y las carteras. Cumplir 18 años en Belgrado es una experiencia curiosa. Yo creo que los he hecho dos veces por todo lo que vivimos y el ambiente que nos encontramos allí.

De sus siete años en Vitoria, ¿aquella final es el momento que recuerda con más nostalgia?

-Fue un momento muy especial, pero aunque no se puede comparar también me quedo con el título de campeón de España junior por cómo se consiguió con Álvaro Bilbao de entrenador y con Carlos Cazorla, José Luis Ortún, Javi Rodríguez... Jugadores que hemos tenido luego una buena trayectoria. La Copa de Europa significó un punto importante de crecimiento en mi carrera, pero no me olvido de la Copa del Rey de Valencia o la final de Liga con el Manresa pese a que no acabara bien. Viví momentos muy bonitos y otros no tanto.