El de ayer no fue un Baskonia reconocible para los aficionados que se congregaron en el Buesa Arena esperanzados en asistir a otro triunfo autoritario. Se lo llevó por delante al cuadro vitoriano un Tenerife repleto de acierto y con una confianza por las nubes que ni en sus mejores sueños podría haber imaginado un partido tan propicio para que los brillantes estiletes ofensivos de su plantilla, encabezados por Richotti y Sekulic, camparan a sus anchas. Incluso en las derrotas había sido ejemplar e intachable hasta ayer el rendimiento azulgrana. Nadie podía reprochar algo a un conjunto guerrillero que, a falta de acierto, siempre se hacía fuerte atrás y apenas consentía licencias a sus rivales.
Pues bien, frente a los chicharreros emergió la versión más desdibujada de un Laboral Kutxa que se desangró por su extremada tibieza. Siempre llegó uno o dos segundos tarde a la hora de leer la excelente circulación de balón de los insulares y tapar los tiros abiertos de los exteriores de Vidorreta, especialmente mortíferos en un tercer cuarto donde el Iberostar disparó sus dígitos hasta los 33 puntos. No contento con eso, tampoco halló antídotos de peso para frenar a un arrebatador Sekulic, un poste dinámico capaz de anotar en el poste bajo y también desde la larga distancia. No dio con la tecla un Perasovic que se desesperó en la banda ante la candidez de sus pupilos, que pecaron de suficiencia en varios tramos de la contienda y no pudieron arreglar en el epílogo el entuerto de los minutos anteriores.
Los 98 puntos recibidos por los alaveses constituyen la peor marca de la campaña. Ni siquiera en los tres duelos que desembocaron en una prórroga ante tres pesos pesados (Barcelona, Olympiacos y Efes) encajó tanto en su casillero el Baskonia, al que tampoco le sobra la calidad en varias demarcaciones como para traicionar el férreo libro de estilo que ha posibilitado su inmaculada trayectoria a nivel doméstico y continental. Algunas de las defensas presionantes puestas en liza por el técnico croata surtieron efecto en los minutos de la basura, pero el trabajo de los vitorianos dejó mucho que desear en los minutos anteriores. Algo que le hizo quemarse en la hoguera y dar un paso atrás en su intento de seguir metiendo presión a los tres líderes. Este jueves llegará ante el Efes la primera oportunidad para la redención.