Vitoria - La nueva liga europea que vio la luz la pasada semana para los próximos diez años gracias al multillonario acuerdo con ING no satisface todavía plenamente a la totalidad de los transatlánticos del Viejo Continente. Cuando en teoría no debería haber ningún tipo de fisura entre los clubes más opulentos de Europa a la hora de dar su visto bueno a la puesta en marcha de un torneo prácticamente cerrado en el que los futuros ingresos serán cuantiosos, ya se conoce que uno de ellos no estampó su firma en la trascendental reunión que sirvió el día 10 de este mes para escenificar el inicio de una nueva era dentro de la máxima competición. Y a día de hoy sigue sin hacerlo. Se trata del Panathinaikos, uno de los más laureados y que en su día no tomó parte en la primera edición de la Euroliga al decidir en la campaña 2000-01 seguir bajo los designios de la FIBA. “Nos han pedido firmar por 10 años, que es un gran compromiso para el club, y también una penalización de 10 millones de euros en caso de que alguien cambie de opinión y quiera retractarse. Por tanto, no podemos tomar la decisión en un día. Lo haremos entre el final de noviembre y el inicio de diciembre”, asegura en declaraciones recogidas por el portal eurohoops.net su vicepresidente Takis Baltakos.
El Panathinaikos argumenta su deseo de que el contrato debe ser revisado al detalle por sus abogados, aunque las malas lenguas creen que como trasfondo de esta posición figura la mala relación de sus propietarios con Bertomeu y su buena sintonía con la FIBA. Las críticas al estamento arbitral por parte de su díscolo presidente (Dimitris Giannokopoulos) han sido despiadadas e incluso ha debido disputar algún partido a puerta cerrada debido al mal comportamiento de sus aficionados en el OAKA. Pese a ello, se espera que su firma no se demore en exceso en el tiempo dado lo mucho que repercutirá positivamente el acuerdo para sus arcas. - DNA