Laboral Kutxa76

Dolomiti Energia86

LABORAL KUTXA James (6), Causeur (5), Hanga (15), Shengelia (10), Planinic (4) -cinco inicial-, Tillie (2), Blazic (5), Ilimane Diop (18), Adams (4) y Corbacho (7).

DOLOMITI ENERGIA Forray (4), Sanders (8), Pascolo (17), Lockett (2), Wright (11) -cinco inicial-, Sutton (12), Flaccadori (15), Lechtaler (3), Baldi Rossi (12) y Lofberg (2).

Parciales 18-23; 15-20; 19-22; 24-21.

Árbitros García González, Sacristán y Manuel. Eliminaron al local Blazic y al visitante Sutton.

Pabellón Buesa Arena (6.428 espectadores).

vitoria - Regresó el baloncesto al Buesa Arena cuatro meses después con la disputa del Trofeo Diputación, pero tras un largo verano floreció en el ambiente la sensación de que no ha transcurrido tanto tiempo a la hora de corregir errores y que la vida sigue tristemente igual. Al menos, en cuanto al potencial y las posibilidades de un proyecto todavía en paños menores al que le queda un largo camino por recorrer. El remozado Baskonia, muy lejos del que pretende todo el mundo, irradia tantas dudas como el que despidió la pasada temporada con antelación. Se ha movido ya una ficha sospechosa del engranaje (Anosike), pero puede no ser suficiente tras lo visto en un amistoso de difícil digestión.

El conjunto vitoriano evidenció no sólo que se encuentra en el taller como es normal a estas alturas, sino que presenta trazos inquietantes y carencias indisimulables. Algunos defectos de la pasada campaña, como la estéril pelea de los bases contra el mundo, también permanecen intactos. Está obligado a mejorar a pasos agigantados y conseguir una mayor química colectiva si no quiere sufrir disgustos desde el inicio. Entre tanta tiniebla, eso sí, sobresalió la raza de Ilimane Diop -ilógico que Planinic pueda frenarle su progresión durante este curso- y la efervescencia de un Hanga muy mejorado físicamente.

Con Bourousis como protagonista de excepción, el Laboral Kutxa no firmó una puesta en escena demasiado alentadora y su postrera reacción, más con el corazón que la cabeza, no sirvió de mucho. A excepción de Planinic, el primer quinteto de Perasovic estuvo integrado por jugadores de la vieja guardia. Sin embargo, ello no redundó en un juego fluido y mecanizado. Falta de ideas, poca frescura en las piernas, infantiles desajustes defensivos, graves desatenciones a la hora de cerrar el rebote defensivo, pernicioso individualismo de James y Adams... Demasiados ingredientes negativos que incluso propiciaron los primeros silbidos de la temporada en el Buesa Arena cuando el marcador reflejaba un inquietante 27-41 a favor de los italianos.

Resultó muy sintomático que, tras el cálido recibimiento a Perasovic en la presentación, los mayores aplausos del respetable se los llevara el más joven: Ilimane Diop. El poste senegalés mostró sus ganas de comerse el mundo, mientras la mayoría de sus compañeros estaban presos de la más absoluta desorientación. El modesto Dolomiti Energia, huérfano del exbaskonista Poeta debido a problemas físicos, perdió en los albores de la confrontación a uno de sus mejores elementos (Lockett). Sin embargo, ello no fue óbice para que dominara la velada con suficiencia.

Si se aguardaba con expectación la evolución de los nuevos, hubo más sombras que luces. Planinic, tosco en sus movimientos y autor de unas pérdidas de bulto, acreditó las modestas expectativas de su fichaje, Blazic apenas dejó destellos y Corbacho constató su solitaria etiqueta de especialista de la larga distancia.

Tras verse sonrojado durante tres cuartos (52-68), el Baskonia tiró de orgullo para contentar y dejar un buen sabor de boca a los pocos espectadores presentes en el Buesa. Llegó incluso a colocarse a rebufo (72-76) de un forastero agotado, pero no pudo consumar el milagro. En definitiva, un trago amargo para empezar la temporada que activa las alertas y deja nuevos nominados para seguir desfilando por la puerta de salida. El problema reside en que no hay excesivo margen en la tesorería para eliminar otros bultos sospechosos.