Vitoria - Muy avanzada ya una de las temporadas más convulsas que se recuerdan donde se contabilizan dos entrenadores y veintitrés jugadores, el Baskonia ya no engaña a nadie y exhibe dos caras incomprensibles. La solvencia y el colmillo afilado como local contrasta sobremanera con la tibieza y la manifiesta incapacidad cuando ejerce como forastero. Se puede decir bien alto que el vitoriano es el invitado perfecto para que los anfitriones no vean discutida su integridad. Un rival tierno y amable que se descose con facilidad y pierde la batalla física cuando la refriega se vuelve áspera y de perfil árido.
Cinco solitarias victorias en veintisiete partidos ilustran la desazón de una afición escéptica que no sueña con ninguna heroicidad en los play off y parece resignada a otra discreta campaña. Se trata un balance paupérrimo que deja entrever muchas carencias en el universo azulgrana. Tras este mareante dato, subyace la falta de carácter de una plantilla carcomida en la actualidad por las lesiones pero también lastrada por la sospechosa debilidad mental de varios de sus integrantes y la inestabilidad derivada de los incesantes cambios. Manresa, Donosti, Sevilla y Estambul, ésta en dos ocasiones, son las únicas ciudades profanadas hasta ahora por un conjunto de aspiraciones ambiciosas que, sin embargo, no se encuentra a sí mismo como viajero.
Huérfano del abrigo del Buesa Arena, el Laboral Kutxa desespera por infinidad de motivos. Si al amparo de su público goza de ese plus para enhebrar un baloncesto vertiginoso, armónico y de altas revoluciones, cuando hace las maletas se ve deformado en el espejo y tiende una alfombra roja para el lucimiento del local. Todos los defectos de un colectivo sin personalidad salen a la luz. Esto es, una defensa de plastilina y una manifiesta incapacidad para controlar el tempo del encuentro en medio de una riada de pérdidas, concesiones en el rebote y el predominio de soluciones individuales. Incapaz de correr y con un índice de acierto más bien escaso, automáticamente pierde confianza y baja los brazos de manera inadmisible. El guión se repite una y otra vez sin que Ibon Navarro encuentre alguna clase de antídoto.
el valencia, muy lejos Hubo meses en los que el Baskonia se mostró competitivo en las pistas más glamourosas del Viejo Continente, aunque últimamente ha sufrido peligrosas bajadas de tensión que no invitan a nada positivo. Los últimos bochornos en Santa Cruz de Tenerife y Fuenlabrada han sido la gota que ha colmado el vaso. Todavía existía algún resquicio para corregir una deficiente primera vuelta, pero el 91-83 obtenido en la periferia de Madrid ha resultado un golpe mortal de necesidad que convierte prácticamente en una quimera el asalto a la cuarta plaza de la fase regular.
A falta de cuatro jornadas, el Valencia Basket ya aventaja en una victoria al Laboral Kutxa que, en realidad, son dos debido a su favorable basket average. Ello quiere decir que los alaveses poseen todos los boletos para afrontar el primer cruce del play off con el inconveniente añadido de la desventaja de campo. Y elucubrar con la posibilidad de que atesoran ahora mismo el oficio y el saber estar adecuados para protagonizar una proeza a domicilio entra únicamente en la cabeza de los seguidores más acérrimos.
Todo hace indicar que el primer escollo podría ser el propio cuadro taronja si el Baskonia acaba quinto o, en su defecto, el necesitado Barcelona si la ubicación final es la sexta posición. De ser séptimo, le esperará casi con total seguridad el Unicaja. Tres partidos entrañan a partir de ahora un riesgo máximo: la llegada a Vitoria del Real Madrid a los pocos días de la conclusión de la Final a Cuatro y las salidas ante el Estudiantes y el Rio Natura. De ahí la extrema dificultad para subir dos peldaños y desbancar a los levantinos. Una tercera temporada consecutiva sucumbiendo a las primeras de cambio en los play off y apartado de las semifinales, además de incumplir el objetivo fijado recientemente por Josean Querejeta, echaría más sal a la herida de la decadencia azulgrana en el último lustro.