vitoria - Nada mejor que el cobijo de tu propia casa para poner en práctica ese baloncesto de elevadas revoluciones, salir a la carrera propulsado por dos bases indomables, alcanzar guarismos de escándalo y delimitar territorio. Las alegrías fuera del Buesa Arena se cuentan este ejercicio con los dedos de una mano, pero el baskonismo se encuentra de enhorabuena por ver cómo este Laboral Kutxa se convierte en un anfitrión voraz, desatado, embaucador y prácticamente inabordable.

Tras varias temporadas en las que había extraviado parte de su embrujo y miedo escénico tan célebres, el Baskonia ha vuelto a convertir su pista en un fortín casi inexpugnable. Ahora que buena parte de sus esperanzas de acceder al Top 8 de la Euroliga pasan ineludiblemente por hacerse fuertes mañana al amparo de su público en un encuentro de máximo riesgo ante el Fenerbahce, el conjunto vitoriano saltará a la pista de Zurbano consciente de que su cotización sube muchos enteros gracias al aliento de su sexto jugador.

Y es que la estadística demuestra con nitidez la fortaleza del Laboral Kutxa como anfitrión en esta campaña. A nivel doméstico, encadena ya la friolera de trece victorias consecutivas (Bilbao Basket, Bruixa d’Or, Gipuzkoa Basket, Iberostar, Fuenlabrada, Sevilla, Estudiantes, Rio Natura, Barcelona, Gran Canaria, Andorra, Joventut y Valencia Basket) desde que el Unicaja le hiciera morder el polvo en la segunda jornada liguera (79-88) aprovechando su falta de conjunción y las primeras dudas bajo la dirección de Marco Crespi. A la espera de lo que deparen las próximas visitas del CAI Zaragoza, Murcia y Real Madrid, el equipo vitoriano podría quedarse a las puertas de un pleno histórico en la fase regular.

En la Euroliga, tampoco han ido excesivamente mal las cosas a partir de la promoción de Ibon Navarro en noviembre del año pasado. Tras la solitaria y vergonzosa derrota en la primera fase ante el Estrella Roja que precipitó el fulminante despido del técnico varesino, el Laboral Kutxa se ha convertido en un hueso muy duro de roer en el Buesa Arena. Se ha impuesto con desigual solvencia al Nizhny Novgorod, al Emporio Armani, al Unicaja y al Olympiacos, cayendo de forma agónica frente al Anadolu Efes y al CSKA.

Son los dos únicos tropiezos con el vitoriano al frente del timón, pero cabe recordar que cerveceros y moscovitas debieron emplearse a fondo en sendas veladas donde el Baskonia desfalleció en el último momento tras administrar cómodas rentas durante los tres primeros cuartos. En la primera fase ya regresaron del Buesa Arena con las manos vacías conjuntos de diferente fuste como el Neptunas Klaipeda, el Galatasaray, el Valencia Basket y el Olympiacos.

Todo hace indicar que la de mañana será de unas de las victorias más complejas de esta aventura europea debido a la magna identidad del rival. Aterriza en Vitoria el Fenerbahce con un elenco de estrellas encabezadas por Goudelock, Vesely y Nemanja Bjelica. Ante los pupilos de Zeljko Obradovic, sólo vale ganar para prolongar las esperanzas de acceder al cruce previo a la Final a Cuatro. Si se combina una derrota azulgrana y el triunfo al día siguiente del Anadolu Efes ante el Emporio Armani, habrán quedado enterradas las últimas esperanzas de incrustar dos campañas después la figura entre la flor y nata continental.

Teniendo en cuenta el prestigio de los turcos, el hecho de que podría ser la última ocasión de seguir las evoluciones del equipo en la actual Euroliga y la trascendencia del choque, el Buesa Arena debería registrar una de las entradas más importantes hasta la fecha. Otra cosa es que el objetivo del club se haga realidad ante las fechas tan especiales en las que se ha fijado la celebración de esta penúltima jornada del Top 16.