vitoria - En el deporte profesional siempre existen los denominados “partidos trampa”. Suelen ser esos combates desiguales sobre el papel entre dos equipos separados por una distancia sideral y con presupuestos antagónicos, pero susceptibles de acabar con sorpresa si Goliath no respeta a David o el pez gordo comparece relajado ante el chico por los motivos que sean. La matinal de hoy entraña para el Baskonia más dificultades de las que se presuponen. Por las sensibles bajas en su engranaje, la cercanía de un compromiso decisivo en la Euroliga ante el Emporio Armani y la respetable trayectoria de un anfitrión que quiere certificar matemáticamente cuanto antes la permanencia. Por todos estos condicionantes previos, nadie debería pensar antes del salto inicial que la victoria caerá por arte de magia y sin apelar a la capacidad de sufrimiento.

Sin tiempo material para haberse repuesto del enorme desgaste físico y emocional sufrido ante el Olympiacos, el calendario sigue apretando las tuercas de lo lindo a un Laboral Kutxa que esta mañana tratará de defender en una plaza complicada como Donosti la sexta posición de la ACB. Los últimos precedentes no son demasiado alentadores cuando ha debido compatibilizar esfuerzos continuados en un corto intervalo de tiempo tras una batalla en la Euroliga, pero el conjunto vitoriano se halla obligado a imponer su jerarquía en un nuevo derbi vasco si quiere continuar metiendo presión a los rivales que le preceden en la tabla.

Para cuando salte al ruedo del San Sebastián Arena 2016, no habrán pasado ni 40 horas del titánico manual de supervivencia protagonizado ante los griegos para mantener viva la llama continental. Las ausencias del lesionado Hansbrough y Shengelia, que cumplirá su tercer partido de sanción sin que haya noticias del recurso interpuesto ante el Comité de Apelación, volverán a propiciar una rotación escuálida de ocho hombres, más la esporádica ayuda que puedan brindar Ilimane Diop -invisible desde la reyerta de Miribilla- y Tadas Sedekerskis.

Ante el fallido experimento de simultanear la presencia de Adams y James en los últimos tiempos o los problemas de agilidad que exhibe San Emeterio cuando debe ejercer como improvisado dos, es de suponer que el bisoño lituano volverá a disponer de minutos con el fin de oxigenar a Causeur. Y es que a Ibon Navarro no le quedan ya excesivas alternativas para configurar un quinteto de circunstancias ante los sobresaltos vividos recientemente. Algo que obligará a cerrar filas y elevar el nivel de compromiso colectivo en el Baskonia.

En tierras donostiarras aguarda con el cuchillo entre los dientes un Gipuzkoa Basket inmerso en una notable dinámica de juego y resultados. Lo ponen de manifiesto sus dos victorias consecutivas ante el Rio Natura y el Manresa o el hecho de que fuera capaz de poner en serios aprietos hace tres semanas al mismísimo Barcelona en el Palau Blaugrana. A un paso de asegurar la permanencia en la categoría, la formación adiestrada por Jaume Ponsarnau ya ha dejado entrever esta temporada su fortaleza como local. El Laboral Kutxa tampoco se distingue precisamente por cuajar actuaciones heroicas lejos del Buesa Arena y en su expediente figura como solitaria alegría la victoria en el Nou Congost del Bagés.

De ahí las reservas antes del salto inicial frente a un cordero con piel de lobo que atesora peligrosas individualidades en el perímetro como el exbaskonista Taquan Dean o Dani Díez. Por dentro se sostiene con la casta de David Doblas, un pívot huérfano del reconocimiento suficiente fuera de la capital guipuzcoana. Junto a ellos, Jordi Grimau atraviesa un dulce momento, Hanley aporta versatilidad en el puesto de cuatro y el dúo Jordan-Franch se complementa a la perfección en la dirección. Un colectivo que debe ser respetado para evitar un disgusto desagradable antes del trascendental viaje a Milán.