vitoria - Estaba siendo un año 2015 huérfano de contratiempos en el que el Baskonia, más allá de algún partido aislado, había recuperado el gen de la competitividad. Nada ni nadie erosionaban el crecimiento de un equipo inmerso en su particular cruzada por escalar posiciones dentro de la ACB y alcanzar el Top 8 de la Euroliga. Sin embargo, la tranquilidad para Ibon Navarro de estar pendiente única y exclusivamente de los posibles progresos técnicos y tácticos azulgranas se ha evaporado por completo en las dos últimas semanas. Primero fue la batalla campal en Miribilla que ha supuesto el paso al anonimato de Tornike Shengelia durante unos cuantos partidos a nivel doméstico -el Juez Único continúa sin resolver el expediente incoado al georgiano cuando ya han transcurrido diez días desde aquel fatídico episodio-. Y el pasado lunes la mala suerte golpeó a Ben Hansbrough, que en el entrenamiento vespertino sufrió “un esguince severo de tobillo” que le alejará de las canchas, según estimaciones del club, alrededor de cuatro semanas.

A Navarro le toca ahora, por tanto, hacer más con menos en un momento crítico de la temporada donde el Laboral Kutxa se juega buena parte de sus opciones en los dos frentes. Una rotación de diez elementos -los hermanos Diop son figuras decorativas desde el arranque- se verá reducida de un plumazo, especialmente en la ACB, con el consiguiente perjuicio para un equipo que no dispone de un fondo de armario a diferencia de algunos opulentos adversarios. Para un licenciado en Químicas como el técnico vitoriano, llega la hora de aplicar la I+D, un término que persigue mediante la unión de ambas áreas un incremento de la innovación que conlleve un aumento en las ventas de las empresas. Trasladado al baloncesto, que el Baskonia siga al pie del cañón y no baje su nivel.

Shengelia y Hansbrough van a constituir dos ausencias significativas dentro de un engranaje donde todos los roles se encontraban perfectamente definidos y cada jugador conocía al dedillo su cometido. El georgiano tiene más peso en el proyecto por su caché y los tres años de contrato que le suscribió el club para relanzar una carrera venida a menos en la NBA. El norteamericano, eclipsado por Causeur y sin una pegada excesiva en ataque, es un elemento más secundario que, sin embargo, estaba ayudando a dotar de más consistencia al Baskonia. Los cimientos del edificio azulgrana se resentirán sin temor a equívocos y la gran duda reside en cuál será la respuesta de un bloque donde todas las rotaciones funcionaban como un reloj suizo y la diferencia entre titulares y suplentes era poco significativa.

Causeur y Tillie, los otros doses y cuatro puros con que cuenta la plantilla, verán cómo su cuota de minutos se eleva de forma exponencial, pero lógicamente deberán ser dosificados en momentos puntuales de los partidos. En este sentido, Navarro dispone de alternativas en su plantel que ya ha utilizado durante estos meses. En la cuerda exterior, emergerá como una opción de peso la posibilidad de simultanear la presencia de dos bases. Mike James es el hombre predestinado a ejercer como improvisado escolta en ese caso. También puede ser habitual contemplar en dicha demarcación a San Emeterio, si bien el cántabro nunca sale airoso en defensa del emparejamiento con pares más veloces y ágiles.

Para solucionar la ausencia de Shengelia, la variante más inteligente reside en colocar a Davis Bertans como falso cuatro. El experimento no resultó demasiado exitoso ante el Andorra ante la discreta lectura del juego de la que hace gala el francotirador letón, pero hay poco más donde bucear en el banquillo. Hasta la fecha, el técnico ha renunciado a compatibilizar la presencia de Iverson y Begic al tratarse de dos interiores cortados por el mismo patrón. Ni el americano ni el esloveno deberían coincidir por su incapacidad para abrirse hacia fuera y lucir muñeca. O juega uno o lo hace el otro, pero nunca los dos juntos por sentido común. Sólo en un caso de extrema necesidad como las faltas de Tillie podría replanteárselo al vitoriano.