vitoria - Se acabó por fin el culebrón más áspero y largo que se recuerda. Thomas Heurtel, el jugador más discutido de los últimos tiempos, ya es historia en el Baskonia. Como era sabido por todos, a partir de ahora le acogerá entre sus filas el Anadolu Efes después de que ayer quedaran limados los últimos flecos de un traspaso interminable y con momentos de mucha tensión que ha terminado por repercutir negativamente tanto en el rendimiento del conjunto vitoriano como del propio base francés, ausente en los dos últimos partidos y con la cabeza en Estambul. Tras haber mantenido una tirante relación de amor-odio con la afición durante más de tres años y acusado vilmente por Josean Querejeta de falta de compromiso en su recta final, se marcha por la puerta de atrás y sin el reconocimiento de nadie por mucho que el club vistiera ayer de buenas palabras la nota que sirvió para escenificar su despedida.

De nada le han servido sus grandes números durante todo este tiempo. Heurtel ha sido como una especie de malo de la película. Mucho más tras su sonora negativa a renovar. No le han ayudado en todo este tiempo ni su rebelde carácter ni su impulsividad sobre la cancha ni su poco carisma, pero su calidad y talento como jugador se encuentran fuera de toda duda. En la mediocridad más absoluta que lleva instalado el club desde su tercer entorchado liguero en junio de 2010, dentro de la delirante ida y venida de jugadores que enmarcan la falta de un proyecto sólido y los bandazos de una cúpula directiva sumida en una inestabilidad perniciosa, únicamente ha existido una cosa meridianamente diáfana.

Con todas sus imperfecciones, que son evidentes, y sus célebres ataques de locura que han puesto de los nervios a todo el mundo, Thomas Heurtel ha sido el dueño indiscutible de la dirección azulgrana y el valor más estable de un club incapaz de hallar en el mercado un escudero que le hiciese algo de sombra. Una verdad incuestionable por mucho que sus detractores más ácidos le coloquen prácticamente como el único culpable de todos los males y suspiraran fervientemente por su adiós.

El paulatino crecimiento del francés ha sido inversamente proporcional a la escasa mordiente de los innumerables bases que han ido desfilando por el Buesa Arena para que su personalidad dentro del equipo no fuera tan pronunciada. Capaz de salir de la plaza por la puerta grande y, al mismo tiempo, arruinar por sí solo un partido con una determinación fuera de lugar, ha tenido el honor de ser el integrante que menos indiferencia ha producido en Vitoria en muchísimo tiempo. O se le ama o se le odia. Nunca hubo un término medio para catalogarle en un error de dimensiones mayúsculas. Principal estandarte del Baskonia más vulgar de las últimas décadas, otro gallo hubiese cantado con él de haberle sabido rodear el club de mejores complementos.

“un incomprendido” Sin comerlo ni beberlo, el protagonismo de Heurtel ha resultado mucho mayor del que en condiciones normales le hubiese correspondido. Mientras siempre fue incluido en la lista de transferibles y tratado por Josean Querejeta como una mercancía durante los tres últimos mercados estivales siendo ofrecido una y otra vez al mejor postor, en Zurbano han desembarcado toda clase de directores sin que ninguno pudiese desbancarle y robarle los minutos que, a base de su buen rendimiento, se ha ganado con creces.

A Heurtel se le podrán discutir sus alocadas decisiones en los momentos calientes de los encuentros, su carácter egocéntrico o incluso un cierto egoísmo al frente del timón, pero en el balance global de su estancia en la capital alavesa ha dado mucho más de lo que ha recibido. Ni recibió cariño por parte de un dirigente que le abrió permanentemente la puerta de salida con el fin de hacer negocio ni tampoco la comprensión de una grada que siempre le achacó su discutible gestión de los minutos finales cuando se cocía la suerte del ganador. En Vitoria, bases como Pablo Laso, Pablo Prigioni, Elmer Bennett o Marcelinho Huertas han creado escuela -un perfil, por cierto, cada vez más difícil de encontrar en el mercado- y posiblemente un tipo imprevisible y descarado como el de Beziers no guste.

El detonante para que una buena parte de la afición le retirara definitivamente su confianza residió en su negativa a atender la llamada del club para la renovación. Cansado de ser “un incomprendido”, como le definió con buen tino Ibon Navarro tras ser pitado en los albores del último duelo doméstico en el Buesa ante el Fuenlabrada, y convencido de que el Laboral Kutxa se le había quedado pequeño, el irreverente galo decidió hace mucho tiempo crecer deportiva y económicamente fuera de la capital alavesa.

Si existían algunas dudas acerca de su potencial, éstas quedaron disipadas con su excelente papel en el pasado Mundial. En cuartos de final, ante los impactados ojos de todo el mundo, Heurtel ajustició a España con una frialdad pasmosa. Esa exhibición puso los colmillos largos a Misko Raznatovic, que comenzó a trazar entonces el minucioso plan para hacerle de oro en Estambul.

regreso con morbo Desde que Heurtel puso su carrera en manos del gran tiburón de los agentes europeos, nadie dudó ya de que su etapa como azulgrana había llegado a su fin. Pese a lo dicho por Querejeta, cuya frustración por no haber podido hacer negocio con su mejor jugador es evidente y que se ha topado con la horma de su zapato en una de sus negociaciones más ásperas desde que rige los designios del Baskonia, el internacional bleu ha sido fiel a sí mismo hasta el final. Frente al Valencia Basket, jugó enfermo la velada en la que el cuadro vitoriano se aseguró el billete para el Top 16. Ni siquiera eso le ha hecho cambiar la opinión de muchos aficionados poco conocedores del proceder del presidente. Fue su último gran servicio al club, al que también condujo hace dos ejercicios hacia la segunda fase continental tras una providencial canasta ante el Emporio Armani de Sergio Scariolo.

Acciones que han quedado en el olvido porque el francés, al igual que sucedió con otros ilustres nombres en el pasado, salió ayer por la puerta de atrás de un club con el que se reencontrará en la primera cita del 2015. Más morbo no podía concitar la visita del Anadolu Efes, donde permanecerá hasta el 2017 y será uno de los jugadores mejor pagados con un sueldo de un millón de euros anuales. La duda estriba en el recibimiento que le dispensará la grada del Buesa Arena tras las malintencionadas declaraciones de Querejeta acusándole de falta de compromiso en los encuentros ante el Estrella Roja y el Murcia.

Tras llegar a Vitoria con 22 años en el verano de 2011 procedente del modesto Alicante como un timonel inmaduro y con muchos aspectos por pulir, Heurtel deja el Baskonia a los 25 convertido en uno de los mejores bases del Viejo Continente. En su primer año permaneció a la sombra de Pablo Prigioni, pero la marcha del argentino a la NBA le concedió todos los galones. Junto a él han convivido nada menos que once bases (Cabezas, Rochestie, Cook, Van Oostrum, Hodge, Poeta, Renfroe, Perkins y James) a los que siempre dejó en evidencia. Y eso es algo que ni sus más críticos podrán desmentir. Máximo asistente de la actualidad en la ACB y segundo en la Euroliga tras Marcus Williams, muy fino deberán hilar a partir de ahora los estadounidenses Mike James y Darius Adams para que su sombra no sea alargada.