Vitoria -Thomas Heurtel ya no disimula su grado de hastío y desquiciamiento por el crítico momento que vive en el Baskonia, con el que pudo haber disputado ayer su último encuentro oficial. Su situación es insostenible desde todos los puntos de vista. Cualquier desenlace que no sea su inminente salida del equipo antes de finales de año no sería entendible. La relación entre las dos partes puede acabar como el rosario de la Aurora ante el clima de irrespirable tensión que se respira. Más vale que el Efes suba su oferta económica porque, en caso contrario, las consecuencias pueden ser imprevisibles.

El francés, uno de los muchos quebraderos de cabeza que tiene Josean Querejeta encima de la mesa para acabar con la inestabilidad que rodea a la configuración definitiva de la plantilla, está ausente e ido en espera de que se aclare su futuro profesional. El club turco le quiere a toda costa para el Top 16, pero de momento no hay acuerdo con la cúpula azulgrana. Sigue el tira y afloja para ver cuál de los dos partes cede antes en una de las operaciones más ásperas que se recuerdan.

Dentro de seis meses corre el riesgo de no ver ningún euro por su adiós, pero ello no es óbice para que Querejeta esté jugando sus cartas y tratando de ingresar un dinero imprescindible para afrontar otras operaciones como la rescisión de Hamilton, la continuidad de Begic y el desembarco de otro base. A la espera de que la ventaja abierta por la Euroliga para la cristalización de fichajes sirva para desencallar un culebrón nocivo tanto para el jugador como el propio inquilino del Buesa Arena, cualquier cosa puede suceder estos días.

Heurtel no brilló en Belgrado y ayer estuvo incluso a un nivel más bajo en el Palacio de los Deportes de Murcia. Acabó inédito en los dieciséis minutos de que dispuso tras desperdiciar un tiro de dos, un triple y también un tiro libre tras la técnica sufrida por Bamforth. Es cierto que repartió seis asistencias, pero tanto él como James estuvieron en todo momento a merced de un colosal Neto en la dirección y en ningún pudieron imponer el ritmo que necesitaba el Laboral Kutxa para romper su tétrica dinámica a domicilio.

El de Beziers no se siente a gusto y así se deduce de su lenguaje no verbal con gestos que sólo irradian frustración y deseo de que se acabe cuanto antes esta pesadilla que le está tocando vivir. Tras ser silbado por el Buesa Arena en el choque ante el Fuenlabrada, esta semana ha distado mucho de ser aquel base que transmitía autoridad, orden y eficiencia anotadora.

A diferencia del planteamiento de Ibon Navarro en el Pionir, salió de inicio en tierras levantinas habida cuenta de lo que había en juego. Sin embargo, no duró en exceso después de que el Baskonia arrancara con un desfavorable parcial de 7-0 y él se ganara una técnica por una desmedida protesta a uno de los árbitros mientras bajaba a defender. Desde entonces, no levantó cabeza.