vitoria - Sucede siempre en cualquier deporte profesional de equipo que su estructura está compuesta por arquitectos de punta en blanco y obreros de pico y pala predestinados a protagonizar la labor más amarga, aunque imprescindible, del colectivo. Sin embargo, y este último tipo de perfiles lo sabe bien, jamás pasará por su cabeza imaginar un momento de gloria con un tiro decisivo sobre la bocina. Jamás ocurrirá eso porque su rol no es ese. Esa asunción de responsabilidad, ese saber, poder y querer jugarse los balones más calientes de un partido recae sobre protagonistas de otra pasta. Hombres de hielo con un temperamento a prueba de bombas cuyo destino siempre quedará en el filo. Serán amados de por vida u odiados hasta la muerte, pero nunca habrá término medio.
Uno de los tipos que encaja en ese perfil es Thomas Heurtel, que ayer ante el Fuenlabrada volvió a capitalizar todo el protagonismo en este sentido con tres triples seguidos en apenas un puñado de minutos. Curiosamente los del final, donde el Baskonia se estaba jugando el pase a la próxima edición de la Copa. En ese punto asumió el base francés el control, apareció como acostumbra en este tipo de situaciones y protagonizó varias patatas calientes que aliviaron el que habría sido un muy mal trago para los intereses coperos. Y todo eso en medio de un ambiente poco propicio hacia su figura, que en varias fases del partido fue cuestionada por parte de la afición después de algunas malas decisiones. Sin embargo, esa valentía tuvo su recompensa en sala de prensa, donde Ibon Navarro le defendió sin que nadie se lo preguntara. “A Thomas no le ayuda lo que escucha en el campo ni al equipo tampoco. Puedo entender que la gente se enfade, que todo el mundo esté nervioso por ir a la Copa, que todo el mundo quiera ganar... Pero no puede ser que un jugador asuma la responsabilidad de coger tiros cuando otros no se ven bien, falle y escuchemos pitos. Yo sé que la gente no lo hace con mala intención pero eso no ayuda, ni al jugador ni al equipo. Thomas es nuestro incomprendido... No sé hasta cuándo (risas)”, advirtió el vitoriano, que insistió después, por si alguno aún continúa recordando los tiempos de gloria, en el nuevo rol del equipo. “Somos un equipo que tiene problemas y limitaciones y las tenemos con cualquier conjunto, como se ha visto hoy (por ayer). Lo de pensar que se gana sin bajarse del autobús se acabó”, abundó. Para concluir, defendió el juego poco creativo de ayer, que dio la victoria al equipo. “Si tenemos que ser un equipo tan guerrillero para ganar partidos tan trabados como el de hoy, pues tendremos que ser así”.