andorra - Una brillante reacción tras el descanso no bastó. Se quedó cortó en el Principado un Baskonia al que le pesaron como una losa veinte fatídicos minutos iniciales en los que regaló todo lo inimaginable. Pese a ser un recién ascendido y uno de los modestos de la ACB, el Andorra lo aprovechó para disparar su confianza hasta cotas insospechadas. El héroe local fue David Navarro, un obrero del baloncesto que ayer vivió su particular día de gloria. A poco más de tres segundos para la conclusión, ejecutó la suspensión que colocaba la espada de Damócles sobre la cabeza del Laboral Kutxa, cuya última tentativa para obrar el milagro resultó en balde. El anfitrión no estaba en el bonus y no permitió lanzar a los vitorianos en una última acción que resumió a a perfección otro partido oscuro que prolonga el estado de tensión y nervios.

Tras un tiempo muerto de Crespi, la jugada diseñada en la pizarra con el fin de enmascarar los múltiples errores anteriores fue de lo más confusa. Con las manecillas del reloj acechando al Baskonia, el balón cayó en las manos del hombre menos indicado para sacar petróleo (Iverson). Una patata caliente que terminó desembocando a la postre en un pase del estadounidense a Heurtel, que asediado por varios rivales incurrió en pasos antes de mirar al aro y lanzar un tiro a la desesperada. Aunque duela decirlo, constituy el justo castigo para un cuadro vitoriano que regaló demasiados minutos. Hasta que las fuerzas le abandonaron en el cuarto final, el Andorra campó a sus anchas. Firmó canastas de todos los colores, agudizó los males defensivos azulgranas y obligó al técnico italiano a revolucionar su quinteto para cambiarle la cara a un colectivo tierno, abúlico y desnortado.

Cogieron protagonismo tras el descanso hombres de la segunda fila como Perkins, Causeur y el propio Iverson. El base estadounidense fue determinante para elevar los decibelios defensivos, el francés también mordió en los dos aros, el limitado poste se dejó sentir por primera vez y la guinda procedió de la muñeca de Bertans, autor de 14 puntos en el tercer cuarto. Bajo estos ingredientes, el Laboral Kutxa pudo asomar la cabeza y presentar sus credenciales para la victoria (76-80). Otro triple de San Emeterio le colocó dentro del último minuto en una situación ideal (83-85), pero la gloria se escurrió de las manos en el último suspiro. Trias empató y, tras una absurda pérdida de Heurtel, Navarro destrozó las últimas ilusiones. Éxtasis en el Poliesportiu y rostros desencajados entre los visitantes derivado de un 0-3 en el casillero que enciende definitivamente todas las alarmas.

Pese a una sensible baja de última hora en el bando local, la velada discurrió por unos derroteros inesperados. Victor Sada fue un espectador de lujo en el Poliesportiu andorrano, pero el Baskonia se convirtió en un triste fantasma que deambuló como alma en pena por la pista del Principado. Sin un átomo de intensidad defensiva, corriendo hacia atrás al ritmo de una tortuga para favorecer los contragolpes locales y convertido en un coladero incesante ante los humildes jugadores locales, que vieron el aro como una piscina, el cuadro de Crespi volvió a decepcionar en una jornada propicia para la redención de sus pecados en estos albores de ejercicio.

La inferioridad azulgrana resultó sangrante en todas las facetas. El boquete inicial fue originado por Ivanov y Bogris, agigantados ante los diminutos postes baskonistas en una zona de mantequilla. Con la salvedad de Ilimane Diop, Crespi no paró de mover el banquillo en busca de soluciones para frenar la sangría, pero ninguno respondió a la altura exigible. La salida del veterano Trias, que rejuveneció varios años ante el absentismo laboral de sus pares, dejó todavía más en evidencia las débiles costuras alavesas en la pintura. Con todas sus imperfecciones, pudo y debió ganar un equipo de prestaciones mínimas.

Alarmas encendidas. Tres partidos y tres derrotas en la ACB. Una única victoria ante el Neptunas Klaipeda en la Euroliga. El balance es preocupante y el técnico italiano se halla obligado a dar rápidamente con la tecla si no quiere verse metido en problemas. Ayer, leyó bien el partido y puso a los hombres adecuados tras el intermedio, pero ello no fue suficiente para que el Baskonia remontara en el Principado.