vitoria - Una nueva edición de la Euroliga amanece este miércoles para el Baskonia, ubicado dentro de la clase media y carente ya del potencial competitivo que le permita tutear a los grandes transatlánticos del Viejo Continente y protagonizar las épicas hazañas de antaño. Rodeado de glamour y opulencia, sus limitaciones le amputan de pies y manos a la hora de colarse en la fiesta de un reducido ramillete de equipos. Mientras Josean Querejeta ha vuelto a desprenderse este verano de sus mejores activos para cuadrar números, numerosos oponentes no has reparado en gastos y tirado de chequera para configurar plantillas de relumbrón.

La acentuada diferencia de clases o el desigual presupuesto de los participantes presiden el desarrollo de un torneo diseñado para los ricos y en el que los humildes carecen de excesivo margen para discutir la supremacía de los clásicos. Un debilitado Maccabi, vigente campeón hace unos meses en el O2 de Londres tras quebrar el pronóstico ante el Real Madrid pero que ha perdido a su emblema del banquillo (David Blatt), su MVP (Tyrese Rice) y su francotirador más fiable (Ricky Hickman), defiende corona en una edición donde los favoritos se mantienen invariables. Junto a los blancos, anfitriones de su Final Four -prevista del 15 al 17 de mayo de 2015- y ávidos de tomarse la revancha tras sus dos últimas finales perdidas, opositan un año más al reinado gigantes armados hasta los dientes como el Barcelona, el CSKA y el Olympiacos. Persiste la eterna duda de saber si los dos adinerados turcos, Fenerbahce y Anadolu Efes, rentabilizan de una vez por todas sus multimillonarias inversiones y presentan su candidatura a la corona tras sus continuados fiascos.

En un tercer vagón emerge la modesta silueta del Baskonia, que si bien da rienda suelta a la ambición antes del descorche volverá a darse de bruces contra la terca realidad. Pensar más allá del Top 16, desviar la atención de los diez partidos correspondientes a la primera fase, sería poco inteligente para un equipo que está jugando peligrosamente con fuego. Desde aquel ciclo inolvidable acontecido entre 2005 y 2008, saldado con cuatro apariciones consecutivas en las sucesivas Finales a Cuatro celebradas en Moscú, Praga, Atenas y Madrid, el Laboral Kutxa ha dejado de tener un papel preponderante en la competición.

Sorteo benévolo Incluso debe sudar ríos de tinta para acceder a la segunda fase, algo que durante años fue un plácido camino de rosas. La eliminación a las primeras de cambio vivida en la temporada 2011-12 supuso un aviso para navegantes y la certeza de que ya no es oro todo lo que reluce. El titubeante inicio liguero, las alarmantes carencias de la plantilla en manos de Marco Crespi y el poco rodaje y la inadaptación de sus numerosos fichajes estadounidenses justifican las reservas antes del bautismo en el Fernando Buesa Arena ante el modesto Neptunas Klaipeda lituano.

Afortunadamente, el sorteo celebrado el pasado mes de julio en Barcelona resultó bastante benévolo para los intereses azulgranas. El Baskonia quedó enclavado en un lote relativamente asequible junto a Olympiacos -sacudido por la reciente dimisión de su técnico Georgios Bartzokas y con Milan Tomic como interino-, Valencia Basket, Galatasaray, Estrella Roja y el citado cuadro báltico, a priori la gran cenicienta. Helenos, levantinos, turcos y alaveses deberían clasificarse, aunque cabe recordar que el conjunto balcánico ya fue capaz el pasado curso de infligir sendos correctivos al Laboral Kutxa. Por tanto, mejor caminar con pies de plomo y no vender la piel del oso antes de cazarlo, como se dice coloquialmente en estos casos.

En cualquier caso, el billete para el Top 16 es algo más que una obligación en vísperas de que la competición viva una revolución con el cambio de formato anunciado por el director ejecutivo Jordi Bertomeu, que conllevará la implantación de un sistema de ascensos y descensos. Si el Baskonia quiere conservar su espacio entre la flor y nata continental y posicionarse entre los mejores para el futuro, se halla obligado a cuajar un buen papel.

Una de las cuatro licencias para la ACB pasará en breve a mejor vida y sería catastrófico para las arcas del Buesa Arena quedar apartado de la aristocracia europea. Dando por hecho que Real Madrid y Barcelona son intocables para la competición, Baskonia o Unicaja son los candidatos a perder dicho privilegio. La hipotética pérdida de la licencia A sacudiría los cimientos del club vitoriano y supondría un mazazo de consecuencias imprevisibles debido a la pérdida de suculentos ingresos económicos y la masiva deserción de aficionados del Buesa Arena. Tras degustar el mejor caviar de la Euroliga, bajar de piso a la Eurocup constituiría la peor de las pesadillas en un momento donde las finanzas del Buesa Arena no viven un momento demasiado boyante.