fuenlabrada. Como los malos estudiantes que dejan pasar oportunidades para hacer sus deberes y se ven en la tesitura de darse un empacho en el último momento, el Baskonia ha tenido que esperar hasta el cierre de la primera vuelta para celebrar el pasaporte más costoso que se recuerda en mucho tiempo. Sin embargo, gracias a los regalos ajenos, estará hoy presente en el sorteo de la Copa del Rey que tendrá lugar a partir de las 12.00 horas de la mañana en el Museo del Automóvil de Málaga. Un clásico de la ACB que ha forjado su leyenda, en buena medida, gracias a sus éxitos en un torneo que siempre moviliza a una ingente riada de aficionados vitorianos no faltará a su cita tras una jornada donde le salvaron las derrotas del Joventut, Tenerife, Cajasol y Gipuzkoa Basket.

Las cuatro victorias consecutivas ante el Rio Natura Monbus, Barcelona, Gipuzkoa y CAI -muchas de ellas selladas sobre la bocina y con una pizca de fortuna-, además del ataque de vértigo sufrido por sus rivales directos, han obrado la laboriosa presencia azulgrana en el Martín Carpena. Algo que estuvo en tela de juicio a finales del año pasado tras aquella hiriente derrota ante el Iberostar Tenerife en el Buesa Arena que hizo retroceder a los discípulos de Scariolo hasta la duodécima posición de la tabla.

El objetivo de poder pelear por la séptima corona de la historia se ha hecho realidad, pero al Laboral Kutxa le aguarda un camino repleto de espinas al no gozar -como era una costumbre hasta la fecha- de la etiqueta de cabeza de serie. Desde el lejano curso 2002-03, en que un triunfo en el epílogo de la primera vuelta ante el Leche Río Breogán en la prórroga por 81-70 le permitió encaramarse a la octava posición y tomar parte en la Copa celebrada en Valencia, no había padecido tantos apuros para figurar dentro del cartel. La escalada de las últimas semanas no ha sido suficiente para alcanzar uno de los cuatro primeros lugares que, a priori, hubiese deparado una hoja de ruta más sencilla a la hora de izar su título favorito.

preferencia por el verde En esta ocasión, el asalto a la séptima Copa del Rey de la historia promete ser más tortuoso que nunca para los vitorianos, cuyos cuatro posibles adversarios son nada menos que el Real Madrid, el Valencia Basket, el Barcelona y el Unicaja. O, lo que es lo mismo, aguardará a las primeras de cambio un envenenado cruce ante, posiblemente, una de las dos plantillas más completas del Viejo Continental, un oponente extremadamente sólido como el taronja que ya ha sido ganar de profanar esta campaña el Buesa Arena o el anfitrión de la competición. Dentro de la complejidad que supondrá cualquiera de las cuatro bolas, acaso sea el Unicaja el más accesible de todos pese a la evidente desventaja que entrañaría jugar a domicilio en un Martín Carpena repleto de camisetas verdes en apoyo a los pupilos adiestrados por Joan Plaza.

Bernd Schuster, entrenador del Málaga, y Carolina Navarro, campeona del mundo de pádel, ejercerán de manos inocentes. El cuadro completo del torneo también quedará perfilado al sortearse las semifinales. Aquí no habrá restricciones en las bolas que extraigan Francisco de la Torre, alcalde de Málaga, y Elías Bendodo, presidente de la Diputación. En semifinales podrían medirse el Madrid y el Valencia, los dos primeros de la fase regular. Lo único seguro antes de que el azar reparta fortuna es que los blancos, debido a su posición de privilegio, disputarán su encuentro inaugural el jueves 6 y no sufrirán el desgaste de jugar tres días consecutivos.

Gran Canaria, Iberostar Tenerife -ayer selló su primera presencia de la historia pese a sucumbir ante La Bruixa d'Or gracias a la derrota del Gipuzkoa Basket- y CAI Zaragoza, que el pasado sábado aplastó al Murcia de Marcelo Nicola, serán los otros invitados en una fiesta que apunta con claridad el domingo 9 al enésimo enfrentamiento en la final entre el Real Madrid y el Barcelona. Eso sí, siempre que ambos circulen por partes diferentes del cuadro. El Laboral Kutxa parte esta vez como convidado de piedra y las posibilidades de poner fin a su sequía de títulos parecen remotas a la vista de su desconcertante trayectoria.