3ª jornada del 'Top 16' de la Euroliga. Pabellón Mediolanum Forum (7.250 espectadores).
Parciales: 26-18; 22-20; 15-12; 20-26. Árbitros: Belosevic, Gkontas y Biricik. Eliminados: No hubo. Técnicas a Lawal y Nocioni (min.38).
PMinT2T3T1RTDOABRBPFV
5. Gentile10293/70/14/53121341
7. Cerella 010
9. Melli 2281/56513128
12. Hackett 14222/33/51/266114314
14. Kangur
23. Langford16333/81/57/7321213115
24. Samuels6183/60/2422323
30. Wallace373/4211116
31.Lawal4201/12/23211136
34. Moss12203/43/464212218
55. Jerrells16212/53/53/42221214
Equipo4314
TOTAL8320015/3510/2023/30392811116152089
El despertador sonó demasido tarde para el Laboral Kutxa en Milán. Se arremangó muy tarde un forastero alavés lastrado por unas carencias sangrantes y carente de fe que regaló treinta y cinco minutos a un Emporio Armani que, tras pasear una suficiencia atroz y amagar con la paliza durante muchos tramos de la contienda, terminó prácticamente pidiendo la hora como merecido castigo a su prepotencia. Antes de una cita crucial para la consecución del pasaporte copero, la Euroliga volvió a retratar las desconexiones, discontinuidad y pérdida de pujanza de un conjunto incapaz de plantar cara a los colosos del Viejo Continente.
Las dudas no desaparecen alrededor de un colectivo que ya no engaña a nadie conforme la temporada se adentra en su momento culminante. Fue el Baskonia un bloque entregado desde el salto inicial que encajó golpes sin cesar a lo largo de un duelo insípido donde, salvo el 0-2 inicial firmado por Pleiss, siempre fue a remolque. El clásico ejercicio de impotencia ante un rival plagado de nombres rutilantes que. de tanto gustarse, puso en peligro una victoria incontestable desde los albores del choque. El Armani merodeó los 20 puntos de ventaja y, sin embargo, precisó de un triple salvador de Hackett para evitar el sonrojo.
Su tibieza, conformismo y escasa confianza en sus propias posibilidades le negaron al Baskonia la posibilidad de asaltar el Mediolanum Forum. En un escenario donde el vigente campeón continental salió trasquilado hace una semana, el conjunto de Scariolo se conformó con una derrota honrosa y digna gracias a un ficticio maquillaje final. Como telón de fondo, figuran su ramillete de carencias dentro de un roster necesitado de vitaminas de poderío físico, el catatónico estado de varios jugadores con la moral por los suelos -encabezados por San Emeterio y Mainoldi- y el sospechoso cambio emprendido en la dirección. Hodge, defenestrado una vez más en el banco, cedió el testigo a Poeta, un recién llegado que emite vibraciones muy negativas y no mejora lo que había.
Una velada presidida por el nítido dominio transalpino desembocó, a la postre, en un epílogo inesperado. Ya fuera por un exceso de relajación en el bando local, que vio las cosas tan fáciles que cayó en una perniciosa autocomplacencia, o por un ataque de orgullo de algunos integrantes visitantes, el resultado se apretó de lo lindo gracias a la irrupción de Nocioni y Jelinek. Los triples del exterior checo metieron el miedo en el cuerpo al bullicioso público transalpino, que colocó a Scariolo en el centro de sus iras y no escatimó pitos hacia el antiguo inquilino de su banquillo.
ejercicio de impotencia La incapacidad vitoriana se dejó sentir desde el salto inicial tras una racial puesta en escena lombarda que ya hizo temer lo peor. El Baskonia volvió a desangrarse por su debilidad en el uno contra uno atrás y la orfandad de referentes en ataque. Anulado Nocioni, más pendiente de estériles protestas a los árbitros y con el punto de mira desviado desde el perímetro, la conexión entre Heurtel y Pleiss constituyó una vez más el solitario argumento ofensivo. San Emeterio deambuló una vez más como alma en pena como síntoma ilustrativo de la falta de pegada azulgrana. Con la ineficaz segunda unidad en pista, el Armani se sintió todavía más dominador en una velada que constató la debilidad física del liviano plantel en manos de Scariolo
El técnico buscó soluciones tras el descanso con la vuelta del santafesino al puesto de tres y la apuesta simultánea por Hamilton y Pleiss bajo los tableros. Tampoco pudo despojarse así el dominio de un Armani que tuvo en el escurridizo Jerrells a su factor desequilibrante. Con 72-57 en el marcador, emergió la vergüenza torera imprescindible para, al menos, acabar el duelo con un buen sabor de boca. Un parcial de 0-9 provocó los sobresaltos en la grada italiana e hizo posible el milagro (78-74). Sin embargo, un misil salvador de Hackett sepultó de raíz las esperanzas. Tanto terreno había concedido antes el Baskonia que la empresa de recomponer su figura en cinco minutos constituyó un objetivo imposible. Al menos, quedó un buen sabor de boca para afrontar con optimismo la visita maña.