vitoria. Todos los entrenadores tienen sus manías y están expuestos a la crítica más despiadada por parte de la cátedra. Sobre todo, cuando los resultados no son los esperados y la dinámica del equipo arroja inquietantes vaivenes. En el caso del Baskonia, cuyo pasaporte copero pende ya de un fino hilo a falta de seis jornadas para el final de la primera vuelta, Scariolo tampoco se libra de ciertos reproches pese a la solvente trayectoria continental y su notable trabajo desde que se hiciese cargo de las riendas del club en un momento complejo debido a la drástica reducción presupuestaria. El técnico italiano se halla a los mandos de un equipo con limitadas dosis de talento en varios puestos y que, por si ello fuera poco, se ha visto asolado por una epidemia de lesiones que ni los más viejos del lugar recordaban. De ahí el mérito de haber sellado con tanta suficiencia la clasificación para el Top 16 de la Euroliga.

Sin embargo, la deficiente racha azulgrana de resultados a nivel doméstico deja entrever que no es oro todo lo que reluce alrededor del Laboral Kutxa y la forma en que el de Brescia está optimizando todos los recursos de una de las plantillas más modestas de la historia reciente del club alavés. La imperiosa necesidad de sacrificar a uno de sus comunitarios FIBA en la Liga ACB para cumplir la reglamentación vigente, que en este caso se tradujo en la ausencia de Milko Bjelica en el reciente derbi de Miribilla, deja todavía más cojo a un conjunto demasiado liviano que en determinadas posiciones como el dos y el cuatro malvive por la sangrante falta de músculo.

Entre las variantes que ofrece el plantel concebido por Josean Querejeta para la actual temporada, sorprende que Scariolo no haya simultaneado todavía sobre la pista la presencia de varios jugadores susceptibles de elevar la temperatura física del Laboral Kutxa, que a estas alturas constituye la cuarta defensa más vulnerable del torneo por detrás de La Bruixa d'Or, el Murcia y el Valladolid. Uno de los aspectos más llamativos de su filosofía es que el preparador transalpino se resiste aún a juntar a Hodge, Hanga, Nocioni, Hamilton y Pleiss, cinco piezas que harían teóricamente del vitoriano un combinado con muchos centímetros y más poderoso en el plano físico.

El argentino, salvo en momentos muy puntuales que vuelve a sus orígenes, ha sido reciclado como ala-pívot y todo hace indicar que ya no hay vuelta atrás. En la pintura, el estadounidense y el alemán han coincidido en contados minutos y parecen incompatibles. O juega uno, o lo hace el otro en función de su rendimiento porque Scariolo es partidario de contar con un cuatro abierto que abra constantemente el campo. En varios partidos, Milko Bjelica y Leo Mainoldi han conformado durante varios minutos una atípica pareja interior perdiendo el Baskonia excesivas dosis de envergadura y poderío físico en las inmediaciones del aro.