Regresar de un largo viaje por Europa para jugar al máximo nivel continental y afrontar en la Liga ACB un desplazamiento a una cancha siempre caliente no resulta para nada sencillo y por eso ayer Sergio Scariolo alabó especialmente la concentración de sus jugadores para saber cambiar de registro, asumir rápido la victoria en la cancha del Maccabi y ser capaces de actuar con seriedad en el Nou Congost para imponerse al siempre correoso Manresa.
"Ganar en esta cancha nunca es fácil por el ambiente y el rival, que siempre pone mucha energía, trabaja y te hace disputar cada posesión de ataque y defensa. Cuando vuelves de jugar un partido de Euroliga y te toca jugar fuera no es sencillo desde el punto de vista mental. Por eso, y porque venimos de una situación tremenda y poco a poco vamos recuperando jugadores, es una victoria muy valiosa fuera después de la que conseguimos el jueves en Europa", señaló el técnico del Laboral Kutxa.
El preparador de Brescia señaló como aspecto fundamental la defensa en la segunda parte, cuando consiguió dejar al Manresa por debajo de los 30 puntos anotados -concretamente, 27- y cuando en ataque movió el balón con paciencia, aunque ahí le penalizó su falta de tacto en los lanzamientos cercanos.
"Es importante dejar por debajo de 30 puntos al rival en la segunda parte. Nos han creado problemas en ataque con los rebotes ofensivos y también con algunos tiros en los últimos segundos que no hemos punteado bien. En el rebote hemos tenido una carencia. En esa segunda parte, hemos tenido más paciencia en ataque, buscando balones dentro, pero hemos cometido muchos fallos en tiros desde cerca en los que habíamos construido buenas ventajas. Esos errores te dan mucha rabia, pero hay que tener un moderado optimismo", indicó el entrenador azulgrana.
Comedido, Scariolo en ningún caso quiso lanzar las campanas al vuelo tras la tercera victoria consecutiva de un equipo que parece haber dejado atrás el túnel de los problemas para encontrar su rumbo: "Aguantamos una situación dramática, pero no es momento de relajarnos. Ahora hay equilibrio, pero cuando vuelvan los lesionados hay que volver a repartir los roles".
Donde no quiso entrar el técnico italiano fue en la señalización de dos faltas en ataque a Pleiss en apenas tres minutos que hicieron que el alemán se quedase durante el resto de la primera parte en el banquillo después de haber firmado un inicio de partido demoledor con siete puntos consecutivos. "No tengo la necesidad necesaria para hablar del tema", zanjó, evidenciando de paso que no está para nada satisfecho con el trato que los árbitros le están dando a su pupilo.