vitoria. Tras la surrealista rebaja de la sanción acordada por la Euroliga y disputar los dos primeros partidos de la competición en Chipre ante el Baskonia (Nicosia) y el Lokomotiv Kuban (Creta), el Panathinaikos regresa a su hogar natal en el que se siente más cómodo e intimida a toda clase de rivales. El gigantesco OAKA, escenario donde el conjunto vitoriano se vio privado en el año 2007 de conquistar su primera corona continental y en el que pueden darse cabida 20.000 aficionados, acogerá hoy (20.30 horas) el decisivo encuentro del combinado griego ante el Lietuvos Rytas.

No en vano, miden sus fuerzas dos de los cuatro equipos que, salvo hundimiento del Maccabi y Lokomotiv Kuban, se jugarán los dos últimos billetes del grupo D hacia el Top 16. Los pupilos de Argiris Pedoulakis, demasiado inestables hasta la fecha y sin la autoridad de campañas anteriores ante las bajas prestaciones de su estrella Dimitris Diamantidis, afrontan la cita con ánimo de revancha tras su inesperada derrota de la ida en el Siemens Arena en la prórroga. Los lituanos, sumidos en una crisis y que vienen de encadenar desde entonces cuatro derrotas consecutivas, parten a priori como claras comparsas.

Para mañana, a partir de las 17.00 horas, queda pendiente el otro compromiso del lote del Laboral Kutxa entre el Lokomotiv Kuban y el Estrella Roja. Los alaveses suspirarán aquí por una derrota de los serbios en Krasnodar a la vista de que el conjunto adiestrado por Pashutin ha puesto ya bastante tierra de por medio tras sus afortunadas victorias de las dos últimas jornadas. Sendos triples del croata Krunoslav Simon le han permitido doblegar la resistencia del Panathinaikos y Baskonia dejando prácticamente encarrilada su clasificación.