Vitoria. Hay relaciones de amistad a distancia que consiguen salvar el importante obstáculo que supone la separación física y se consolidan para durar durante toda la vida gracias a las periódicas visitas que se giran los protagonistas de la misma. Y, muy a su pesar, el Unicaja se ha convertido en los últimos tiempos en llevar a la práctica esta teoría en lo que respecta a su vinculación con el Laboral Kutxa. Porque bien puede decirse sin miedo al error que los malagueños se han convertido en uno de los mejores amigos de los baskonistas cada vez que se reunen en suelo vitoriano. El motivo, resulta evidente echando un simple vistazo a las estadísticas.

Siete años, cuatro meses y veintisiete días. Un periodo que se asemeja a una condena para los costasoleños y que no puede catalogarse más que de una bendición en el caso de la escuadra alavesa. Ese es el tiempo que ha transcurrido desde que se produjo la última victoria del Unicaja sobre el parqué del Buesa Arena. Desde entonces, todos los duelos en ese escenario se han decantado del lado azulgrana y ese es el objetivo que persigue el plantel de Sergio Scariolo -precisamente el técnico que llevaba el timón del Unicaja cuando logró su último éxito- en la matinal de hoy. Que sigan las visitas amables y que la relación de amistad con los andaluces no se rompa bajo ningún concepto.

Un propósito que, en cualquier caso, no resultará sencillo teniendo en cuenta todos los condicionantes que rodean a la contienda. Es cierto que tanto vitorianos como malagueños llegan al encuentro tras encajar una dolorosa derrota in extremis en el último segundo de sus respectivos compromisos de la Euroliga pero en el caso del Baskonia se le añaden otros hándicaps importantes.

Para comenzar, el cansancio acumulado durante un penoso desplazamiento a Krasnodar que apenas ha permitido a los jugadores recuperar el esfuerzo realizado y, mucho menos, poder preparar a conciencia la visita de la escuadra de Joan Plaza. Y por si esto fuera poco, la hemorragia de lesiones que, día sí y día también, continúa entorpenciendo gravemente la puesta a punto del Laboral Kutxa.

Tras el varapalo moral que han supuesto los graves problemas renales de Causeur, la baja de Andrés Nocioni viene a complicar todavía un poco más el trabajo de Sergio Scariolo. El argentino, auténtico corazón del equipo, no podrá estar sobre el parqué como consecuencia del esguince de rodilla que se produjo el jueves y, especialmente en lo anímico, será una ausencia muy significativa. La otra cara de la moneda la representa Lamont Hamilton, que volverá a ser de la partida después de perderse los ocho últimos encuentros del equipo por problemas físicos. Pese a todo, el Baskonia aspira a homenajear a Los Manolos y seguir siendo amigos para siempre del Unicaja.