Han pasado cuatro años desde que un 22 de junio de 2009 pisó por última vez la cancha del Fernando Buesa Arena para despedirse de la afición baskonista y, tras desestimar una oferta de renovación de Josean Querejeta por dos años, comunicar oficialmente un secreto a voces como era su fichaje por el Efes Pilsen. Con un bagaje de una Liga ACB, una Copa, 3 Supercopas y dos presencias en la Final Four de la Euroliga, el único título grande que se le resistió, se marchaba por la puerta grande el último killer de verdad que ha vestido la elástica de un Baskonia que, desde su marcha, malvive por la ausencia de un anotador compulsivo que se genere sus propias canastas.

Pues bien, Igor Rakocevic será esta noche el protagonista de excepción en los prolegómenos del vital encuentro ante el Estrella Roja, el club de toda su vida y en el que ejercerá como director deportivo a partir de la próxima temporada una vez cuelgue las botas. El público dispensará un cálido recibimiento a un mortífero escolta que, en todas sus manifestaciones públicas, no duda en catalogar su etapa en la capital alavesa como la mejor de su carrera deportiva, recordar que su hijo es un vitoriano más y mostrar un agradecimiento especial a una hinchada que siempre le idolatró tras una convulsa etapa en el Madrid que rebajó su caché como anotador inclemente y le granjeó una sonada enemistad con algún medio de comunicación.

Tal es la expectación alrededor de su aterrizaje que DNA ha querido pulsar la opinión de varios abonados del Baskonia que hoy le tienen reservado un caluroso aplauso para recompensar su trabajo durante tres intensos años en los que tapó muchas bocas.

una sombra alargada Todos coinciden a la hora de señalar que su vacante ha sido una de las más difíciles de sustituir en la plantilla. Los pistoleros como el serbio se cuentan con los dedos de la mano y, desgraciadamente, las limitaciones económicas de la entidad alavesa le impiden acceder a los pocos jugadores de relumbrón existentes en ese puesto. Por falta de intentos, desde luego, no ha sido. En la temporada 2009-10, las apuestas para mitigar su ausencia fueron Carl English y Brad Oleson. Tanto el canadiense como el de Alaska venían con el aval de su excelente papel en el Gran Canaria y el Fuenlabrada, respectivamente. En el caso del segundo, Querejeta pujó con tanta fuerza hasta el punto de atar su fichaje y una buena suma de dinero a cambio de abrir la puerta a Prigioni y Vidal. El Baskonia terminó ganando su tercera Liga ACB a los hombros de Splitter, pero la huella de Rakocevic ya empezaba a ser demasiado alargada.

En la campaña 2010-11, fue reclutado como desatascador un combo guard estadounidense que había deslumbrado los dos años anteriores en el Prokom polaco. Sin embargo, David Logan también fracasó sin paliativos y apenas duró un año en Vitoria. La incansable búsqueda no cesó y en el verano de 2011 aterrizó en loor de multitudes un segundo de la NBA como Reggie Williams. El ex de los Warriors, que jamás congenió con Ivanovic, pasó con más pena que gloria hasta que unos problemas de rodilla precipitaron la prematura rescisión de su contrato. Para el ejercicio 2012-13, los elegidos fueron todo un MVP de la liga francesa como Fabien Causeur. Tras casi un año y medio de militancia, el francés también se halla a años luz de los números que los registros firmados por Rako, el apodo con el que se le conoce cariñosamente.

"Nunca debió irse porque aquí hubiese estado mejor, aunque es entendible su decisión con todo el dinero que le dieron en Turquía", reconocen los abonados baskonistas. Si algo destacan del incombustible killer balcánico de 35 años es su asombrosa regularidad y el pánico atroz que generaba en las defensas rivales. El instinto asesino de Rakocevic, conocido como el Michael Jordan blanco, les reportó infinidad de alegrías en aquellos dorados tiempos en los que el TAU tuteaba a cualquier adversario europeo. La potencia de sus piernas forjaba aquellas suspensiones que le permitían estar una eternidad en el aire y sus esporádicos brotes de individualismo, algo a lo que siempre aludían sus críticos, siempre han sido la seña de identidad de las grandes estrellas.

Hubo un equipo que se le dio bien. El Unicaja sufrió como nadie su voracidad. De hecho, Rakocevic se convirtió en un personaje non grato en Málaga no sólo por sus exhibiciones sino por un incidente con el público por el que luego pediría disculpas. Aquel célebre "Te reto en TAU", pronunciado por Marcus Brown tras una refriega en los vestuarios del Martín Carpena, aún permanece en la retina de mucha gente. Uno de sus secretos guardados es que recibió un email de tres malagueñas en el que éstas le cuestionaban si tenía algo en contra de su equipo a la vista de la ingente cantidad de puntos que le endosaba en cada encuentro.