hace algún tiempo, no demasiado aunque se antoje una eternidad, muchos de los jugadores que ponían en pie a los aficionados del Buesa Arena habían mamado la filosofía del club desde cuando aún sufrían los efectos del acné y se curtían en polideportivos sin gradas. Iconos del baskonismo como José Manuel Calderón, Andrés Nocioni, Luis Scola o Tiago Splitter surgieron de los partos de la entonces inagotable escuela de talentos de la cantera azulgrana. Pero ese manantial, seco durante algún tiempo, puede volver a fluir ahora que se encuentra con un entrenador dispuesto a conceder crédito a la inexperiencia y el hambre con el que casi siempre estos jugadores se enfrentan al abismo de sus primeros pasos en la élite. Sergio Scariolo se ha mostrado valiente en pretemporada. Quién sabe si forzado por las circunstancias, ha girado la vista hacia los jóvenes. Y se ha encontrado con un grupo de chavales valientes y con mucho apetito entre los que Devon Van Oostrum destaca ya como una pieza más que útil y llamado por fin a contar con minutos de verdad durante la temporada entrante.

Dotado de un físico exuberante para un base, con experiencia incluso en citas de primer nivel internacional, al jugador nacido en Groningen le ha llegado la hora de dar el paso al frente que en su día dieron otros. Aun con todas las reticencias que ha despertado la configuración de la plantilla, si existe un motivo que genera ilusión de manera global entre la afición azulgrana, como pudo comprobarse en la presentación oficial ante el Asvel Villeurbanne, es el hecho de que Scariolo decida abrir paso a los chavales. Van Oostrum, con más voluntad de pedir perdón que permiso, quiere aprovechar las circunstancias para adquirir madurez, algo que con Ivanovic resultaba imposible y que con Tabak cató cuando pudo debutar en el derbi disputado el pasado 1 de mayo en Miribilla.

"Scariolo confía bastante más en la gente joven de lo que lo hacía el entrenador en años anteriores y estoy con muchas ganas de empezar", asegura Van Oostrum, un tipo tranquilo y sereno en las distancias cortas que pelea para trasladar esa calma a su juego, donde aún se aprecia un exceso de revoluciones. En los duelos de pretemporada, en los que también han tomado parte jugadores como Carlos Martínez o Daniel Bordignon, tanto Van Oostrum como Ilimane Diop han entrado en las rotaciones, han gozado de protagonismo, aunque ha sido el timonel inglés, que a sus 20 años ya ha disputado dos ediciones del Eurobasket con la selección de Gran Bretaña, el que ha aparecido más sobre el parqué.

Ese poder, esa confianza, como decía Ben Parker, conlleva también una responsabilidad. Pero a Van Oostrum no le amilana en absoluto las cuentas que le puedan pedir por el tiempo que se le conceda. "Prefiero que sea así a que sea como en años anteriores", asevera tajante, seguro de que si le dejan, puede o no aportar, pero que jamás podría hacerlo en el caso de que las puertas estuvieran siempre cerradas. "Está muy bien por fin jugar", se sincera.

A pesar de su insultante juventud, el timonel británico pasa por ser uno de los veteranos de la plantilla, uno de los jugadores que más veranos ha pasado en el Buesa Arena en esta última y convulsa etapa. Desde esa perspectiva, parece legitimado para analizar los cambios que se han producido con esta reestructuración. Al igual que la mayor parte de sus compañeros, Van Oostrum incide en el extraordinario ambiente que se respira dentro del vestuario, un aspecto muy valorado y que tanto el técnico como los jugadores consideran que puede resultar clave. "Se nota mucho que la química es mucho mejor que los últimos años. Defensivamente somos mucho más intensos, se ven muchas más ganas. Está claro que no tenemos el mismo talento que el año pasado o hace tres, pero no tengo ninguna duda de que lo podemos hacer bien", considera. "Podremos competir sin duda", sentencia.

El estreno oficial llega ante uno de los equipos más potentes, ya no sólo de la Liga Endesa, sino también del continente. A Van Oostrum, sonrisa en la cara cuando se le cuestiona al respecto, no le asusta. Tiene hambre e incluso reconoce que le hace cierta ilusión medirse a un gran equipo como el Barça. "Hay que jugar contra los mejores, así que mejor empezar a jugar cuanto antes. Tenemos todos muchas ganas de jugar contra el Barça", concluye el base, el último o quizá el primero de muchos canteranos que vuelve a ver el sol tras demasiados inviernos de sequía.