vitoria. La plantilla del Laboral Kutxa saltará esta noche al parqué del Buesa Arena con la incertidumbre de saber la respuesta que ofrecerá la grada tras un verano en el que se ha hablado mucho en torno a la pérdida de competitividad del equipo vitoriano. Sergio Scariolo es consciente del grado de desmotivación que se ha generado -"negarlo sería de necios", dijo ayer- y se ha fijado un objetivo que se encuentra ahora mismo por encima incluso de la pelea por los títulos en la escala de valores de su equipo. La nueva versión del combinado azulgrana peleará desde esta misma noche por recobrar la fe, la confianza y el aplauso de su afición.

"En lo que tenemos que centrarnos, más que en pedir, es en ir a la cancha y demostrar que merecemos apoyo, como se nos ha dicho muchas veces y como comparto considerando el momento histórico del club, no desde la oferta o la promesa de resultados sino desde la demostración concreta, visible y evidente del esfuerzo, del compromiso, de la generosidad y del deseo", teorizó ayer el preparador transalpino, que tiene muy claro que ya no valen las palabras, sino los hechos. "La afición merece una respuesta apasionada, independientemente del talento, la calidad o la dimensión física del equipo", continuó el entrenador del Laboral Kutxa, mucho más seguro a la hora de prometer esfuerzo y entrega que resultados.

Scariolo, en cualquier caso, ensalzó la voluntad de trabajo que están exhibiendo en estas primeras semanas sus jugadores. "Estoy muy orgulloso porque no creo que haya un solo día que haya salido del pabellón pensando que no han hecho un trabajo muy serio", aseveró. El plantel vitoriano, plagado de jóvenes y jugadores con muchas ganas de demostrar su calidad, vive aferrado a la autoexigencia como arma para combatir otros aspectos en los que todo el mundo detecta otras carencias. "Es un equipo que se exige. Tenemos que comprometernos desde el primer día a ir a tope y estar al cien por cien en los factores que controlamos, las cuestiones que tienen que ver con nuestro esfuerzo, nuestra concentración y nuestra idea de juego. Eso desde luego lo tenemos que dar. A nosotros mismos y a nuestros aficionados", explicó el técnico.

Esa idea ha calado en el vestuario azulgrana. El discurso de todos sus inquilinos se mueve en esos parámetros. Existen dos vectores que guían todas las declaraciones. Por un lado la excelente química que se ha generado con la mezcla de los nuevos y los que ya estaban. Y por el otro, como coletilla a la confirmación de que existe un déficit de talento, la convicción de que las carencias pueden atenuarse con un elevado grado de entrega. "Tenemos que estar todos al cien por cien y dar el máximo. La afición merece que lo demos todo", decía ayer Daniel Clark, un recién llegado.

Scariolo, que conoce el club, la ciudad y el pabellón, quiso tocar la fibra sensible del baskonismo al aludir a los rasgos específicos de una afición que, como recordó, fue capaz en su día de hacer salir a los jugadores baskonistas después de que encajaran una dolorosa derrota en una eliminatoria copera. "Este equipo perdió por 30 puntos y la afición pidió que los jugadores volvieran a la cancha", rememoró. "Debemos centrarnos en producir esas sensaciones que inviten a la gente a decir que aunque esta gente tenga poco talento, poca experiencia, sean pequeños, o lo que sea, están dando el cien por cien. Si logramos eso, por como conozco la afición de esta ciudad, creo que no habrá dudas de que tendremos una respuesta positiva", especuló. "De lo contrario, no sería cierto que lo que se pide son ese tipo de valores y los resultados marcarían la respuesta de la afición. Eso lo espero de otras aficiones. Pero no de esta", zanjó contundente un Scariolo que, sin querer rozar siquiera las fronteras del conformismo, ya advirtió de que se debe esperar más entrega que títulos. "¿Qué hay que hacer para que la desconfianza se convierta en confianza? ¿Ganar todos los partidos? Pues entonces se quedará en desconfianza", señaló resignado.

La primera cita de la temporada, ante un rival tan potente como el Barcelona, llega un tanto temprano para un equipo que todavía se encuentra en fase de rodaje. "Tenemos un nivel de acoplamiento bajo y un patrimonio táctico reducido aún", sostuvo Scariolo. "Este es un equipo completamente nuevo y en el que hay muchos jugadores que no hablan un lenguaje de baloncesto de élite. Pero veo mucho margen de mejora. Muchísimo. Tenemos jugadores muy jóvenes y algunas bajas que nos darán un añadido. "Seremos mucho mejores dentro de tres meses", manifestó.

La juventud de la que hablaba el italiano, no obstante, puede convertirse más en un aliado que en una carga, por mucho que en estos primeros compases de curso pueda pesar. Fabien Causeur, uno de los jugadores llamados a dar un paso al frente, mostró un alto grado de optimismo en torno al duelo frente al combinado que dirige Xavi Pascual. "Es un gran equipo y no ha perdido un partido en pretemporada, pero estamos preparados para ganarle", aseguró el escolta galo." En todo caso, más allá del partido de esta noche, el Baskonia comienza hoy otro campeonato en el que peleará por recuperar la confianza y la fe de su fiel hinchada.