Vitoria. pARA este Baskonia amputado de pies y manos a la hora de competir por los fichajes más rutilantes del Viejo Continente, resulta básico innovar y dar con una pócima del éxito derivada de la savia fresca de sus jóvenes canteranos, la mayoría procedentes de los lugares más recónditos del mundo. Ilimane Diop, un senegalés de brazos interminables con 2,10 metros reales de altura y 2,40 de envergadura, es a sus 18 años uno de los que más esperanzas despierta para recuperar el terreno perdido con respecto a los grandes. Prueba de ello es que a partir de la próxima campaña no será cedido y estará, junto a Van Oostrum, a las órdenes de Scariolo en el primer equipo. Su carta de presentación es inmejorable, ya que acaba de ser un pilar fundamental de la medalla de bronce conquistada por España en el Europeo sub' 18 de Letonia promediando 8,9 puntos, 6,9 rebotes y 1,1 tapones en casi 24 minutos de media.
Jota Cuspinera, el técnico que ha guiado sus pasos en tierras bálticas y uno de los ayudantes de Pablo Laso en el Real Madrid, ha radiografiado para DNA las virtudes de esta pantera africana, cuya condición de cupo tras haber sido formado más de tres años en España -la secretaría técnica del Baskonia le descubrió en el Adeje de Tenerife- le abre las puertas a debutar en la ACB. Algo con lo que este bisoño poste de padre chicharrero y madre senegalesa soñó toda su vida desde que, con 14 años, emigró de su país natal para ganarse la vida. "Su concurso ha sido vital, porque era el jugador más alto del equipo y, con diferencia, el que más envergadura tenía. Nos ha ayudado en rebote y en defensa a la hora de intimidar y cambiar tiros. En algunos partidos, fue básico en este sentido. También ha disfrutado de protagonismo ofensivo, sobre todo en las continuaciones de bloqueo directo que es donde mejor se desenvuelve. Estoy contento con él porque es uno de nuestros interiores determinantes", reflexiona el vizcaíno.
Espigado, atlético, sin un gramo de más y con una silueta interminable cuando levanta sus brazos al cielo, Diop reúne las clásicas virtudes del baloncestista africano. Influenciado por su hermano Mamadou -otro integrante de las categorías inferiores azulgranas- y a la vista de que no cesaba de crecer, descartó los cantos de sirena del fútbol para rendirse a la evidencia de que con su altura sólo podría hacerse de oro jugando al deporte de la canasta. El Real Madrid le mantuvo a prueba durante varios días, pero su destino estaba en el Fernando Buesa Arena. En octubre de 2010, tras ser descubierto por Alfredo Salazar y Juan Pedro Cazorla, firmó un contrato de larga duración en espera de ir completando un laborioso proceso de formación bajo el manto protector de Iñaki Iriarte. Lo hace a contrarreloj, ya que apenas contabiliza cuatro años dedicándose en cuerpo y alma a eso de colocar tapones y realizar mates.
demasiado liviano Muchos se preguntan si algún día podrá alcanzar las inalcanzables cotas de auténticos iconos del pasado como Luis Scola o Tiago Splitter, pero el Baskonia no pierde la fe en que este diamante en bruto acabe explotando para ser uno de los bastiones de sus futuros proyectos. "Es un jugador con condiciones para seguir evolucionando, pero eso dependerá de él y cómo siga trabajando. En principio, hay perspectivas de un gran futuro y, además, está en un sitio con gente como Iñaki Iriarte que es un especialista en formar jóvenes. Seguro que tanto él como Scariolo sacarán lo mejor que tenga dentro", enfatiza Cuspinera, al que se le viene a la mente un jugador para establecer una comparación con Diop. "Destaca en las situaciones de bloqueo directo y si siguen apostando por él en esa tipología de jugador, será parecido, salvando las distancias, a Fran Vázquez. Un poste que viva en el primer piso", concreta el preparador merengue.
Como cualquier joven de su edad, el africano debe pulir innumerables aspectos de su juego. Pero, antes que adentrarse en cuestiones puramente técnicas, su principal cometido residirá en robustecer en el gimnasio un cuerpo demasiado liviano que hoy en día le impide dar la réplica a pares mucho más fornidos. Si bien ello puede suponer una merma de su agilidad y rapidez, todos los técnicos que trabajan junto a él son conscientes de que necesita ensanchar. "Si buscan que sea más completo y haga más cosas, evidentemente tendrá que añadir kilos a su estructura para buscar situaciones de juego interior de espaldas al aro. Los pívots suelen madurar más tarde y hay que dejarle que siga el camino para que el trabajo que están haciendo con él en Vitoria dé sus frutos", corrobora Cuspinera, que también alaba "la cultura por el esfuerzo" de una promesa "intensa en los entrenamientos" y con muchas ganas de "seguir creciendo" para labrarse una carrera brillante cuya guinda de la NBA constituye a día de hoy una quimera.
Si bien Diop no es ajeno a "la discontinuidad y la falta de constancia" típica de los más jóvenes, su salto al primer equipo del Baskonia supondrá, a juicio de los entendidos, algo positivo para su evolución como baloncestista. Al contrario de lo que ha sucedido las últimas campañas, la entidad presidida por Josean Querejeta ha desestimado la opción de que recale en EBA o LEB Plata, donde le esperaban con los brazos abiertos varios aspirantes. "Nunca he creído que no disponer de minutos en el primer año en la ACB vaya a ser un problema. Un jugador que quiera llegar a la élite, tiene que vivir los entrenamientos de un equipo de élite. Sería un problema si se pasa tres o cuatro años sin jugar. Pero si el primero entrena con jugadores de altísimo nivel para ir conociendo lo que es la competición, eso será positivo. El chico debe pulir cosas para asentarse. Sólo el club y el técnico deberán determinar si está lo suficientemente maduro como para jugar", concluye Cuspinera.