Vitoria. Zan Tabak se la jugó y ganó. Por partida doble, además. El preparador croata, consciente de que algunos jugadores importantes debían descansar tras el enorme esfuerzo de los cuartos de final de la Euroliga, decidió reservar a dos piezas fundamentales del plantel, como Nocioni y Lampe, y cedió el peso a los hombres que normalmente asumen un rol más secundario. Y lejos de salir mal, el experimento devino en victoria.

Tutelados por el capitán, un Fernando San Emeterio que poco a poco va adquiriendo su mejor tono, Fabien Causeur y Tibor Pleiss se convirtieron en las grandes sensaciones de un partido que no pasará a la historia más que por ser el que certificó el desahucio matemático del Manresa.

Fueron los dos mejores en el seno de un equipo en el que todos se cambiaron los papeles. Las responsabilidades se democratizaron y eso permitió incrementar la confianza de unos jugadores que necesitan ganar peso y autotestima si este Caja Laboral de verdad aspira a pegarse por el título liguero con plantilla infinitas como las del Barcelona o el Real Madrid. Milko Bjelica también brilló en un duelo gris.