vitoria. Resulta complicado que en cuestión de 48 horas un entrenador sea capaz de modificar todos los vicios que condujeron a su equipo a la derrota, pero Zan Tabak tiene una ingente lista de tareas y remiendos que realizar para que el Caja Laboral que salió aplastado y empequeñecido de la cancha del Universal Sports Hall de Moscú pueda dar la talla esta tarde en la segunda cita. El croata, a buen seguro, se habrá centrado en recuperar anímicamente a la plantilla. La burbuja de confianza que había acompañado al plantel azulgrana a la capital rusa estalló en mil pedazos en cuestión de un puñado de minutos. La comodidad con la que el CSKA se apuntó el primer triunfo destapó una serie de desajustes que el preparador baskonista habrá tratado de corregir.

actitud defensiva

Con piernas y no con ojos

El equipo vitoriano desplegó una de las peores defensas que se recuerdan. Y ante la talla del rival, resultó determinante. La sencillez con la que Teodosic anotó en las primeras posesiones del cuadro ruso sacó a relucir las débiles costuras de un plantel que careció de actitud. Ni en el uno contra uno, donde faltaron piernas, ni en el pick and roll, suerte que explotó una y otra vez el CKSA, mostraron aptitudes los pupilos de Tabak para reducir la producción ofensiva del rival. La falta de acierto en la canasta rival propició además que la moral bajara, con el consiguiente reflejo en la escasa actitud individual y colectiva que se vio en defensa y que provocó escenas de discusión, como la que protagonizaron Nocioni y Lampe, sobre el parqué.

poner el cascabel a teodosic

Más atención en las ayudas

Quedó claro casi en el primer minuto de juego que Cook iba a ser incapaz de frenar a Milos Teodosic. El serbio, gran referente del CSKA, anotó en primera y tercera persona, produjo y generó juego para sus compañeros sin que el base neoyorquino pudiera en ningún momento hacerle sombra. Lo peor es que tampoco encontró mucho apoyo en las ayudas. Algunas penetraciones de Teodosic, que acababan en canasta o asistencia, destaparon la falta de atención de los interiores. Los dos contra uno o las salidas de los interiores para hacer un trap no hicieron más que proporcionar posiciones cómodas de tiro a otros compañeros. Tampoco Heurtel, que sí es cierto que ofreció algo más de brillo al ataque, pudo hacer nada en defensa. Lo grave es que el francés no logró aguantar en el uno contra uno ni siquiera al veterano Papaloukas, que explotó sin remilgos su emparejamiento.

Más paciencia en ataque

Messina contagió su ritmo

Resulta curioso comprobar la evolución que puede tener un técnico en función de las experiencias vitales que va adquiriendo. Ettore Messina, desde luego, ha cambiado. Su CSKA actual no se parece en nada al que dirigía hace unos años. Quizá por su paso por la NBA, donde ejerció como asistente en los Lakers, el técnico siciliano ha impuesto un estilo mucho más dinámico y ofensivo. Con esos jugadores tampoco parece muy meritorio. El CSKA impuso un ritmo alto, de partido, con ataques cortos y mucha intensidad en la carga del rebote ofensivo, del que el Baskonia se contagió. El equipo de Tabak erró en la selección de tiro, aunque también es cierto que en los compases iniciales dispuso de buenos lanzamientos que no supo aprovechar. Al final, esa falta de acierto incrementó la ansiedad y el equipo entró en barrena sin remisión.

Gestión anímica

Superar los miedos

Uno de los principales problemas con los que se encontró el equipo en el primer partido fue con un miedo escénico que nadie esperaba. A pesar de la relativa tranquilidad y la confianza con la que se acudía a la cita, el equipo se vino abajo ante su dificultad y trascedencia. Tabak, como ya reconoció al término del primer partido, tendrá que trabajar en ese plano para conseguir que el equipo se sacuda los miedos. Aunque resulta imposible obviar la calidad y el poderío del rival, los baskonistas tendrán que tener fe en sus posibilidades para volver a creer.