cuando la Euroliga hizo oficial el cambio de formato del torneo, se habló mucho sobre la nueva morfología del Top 16. No eran pocos los que aseguraban que la segunda fase, reducida a dos grandes grupos con ocho equipos cada uno, podía tornarse demasiado larga para el espectador. Resulta complicado determinar hasta qué punto estas sospechas eran fundadas. Habrá aficionados a los que les esté pareciendo más o menos larga, pero a algunos equipos sí da la impresión de que el trayecto por este remozado segundo estadio de la máxima competición continental se les está haciendo eterno. Y entre ellos, en un lugar preeminente, se encuentra sin duda el último obstáculo que encontrará el Caja Laboral de Zan Tabak en su camino hacia los cuartos de final.
Al Montepaschi se le agotó demasiado pronto la gasolina. Tras haber firmado un inicio arrollador, con cinco victorias consecutivas que lo situaban como uno de los claros favoritos a hacerse con una de las cuatro plazas que permiten disputar los cruces del Top 8, el plantel que dirige Luca Banchi está sudando sangre para mantenerse en la pelea en estas últimas semanas. El jueves llegará al Buesa Arena con tantas opciones como el resto de los implicados. Una victoria, de hecho, le garantizaría la clasificación, pero los resultados recientes invitan a señalarlo como el rival más débil de los cinco que aún pugnan por tres plazas. En todas las quinielas aparece como una víctima propiciatoria para un Baskonia que, sin embargo, debería huir de los excesos de confianza.
El equipo de Zan Tabak, no en vano, ha seguido una trayectoria similar a la del combinado toscano. También empezó fuerte, en su caso con cuatro triunfos consecutivos, antes de desinflarse. Aunque las últimas jornadas se ha revelado con más energías que su oponente, sobre todo tras el contundente triunfo ante el Fenerbahce en el pabellón de Zurbano y la meritoria victoria conquistada el pasado viernes en la cancha del Khimki.
Ninguno de los dos figura desde luego entre los principales aspirantes a apoderarse del título continental, al menos a estas alturas del curso, pero sus tendencias recientes resultan tan dispares como suficientes como para reforzar las esperanzas del baskonismo. Mientras que el equipo azulgrana alcanzará la cita después de haber sumado tres victorias en sus últimos cuatro encuentros (con el único borrón del partido del Palau), los italianos lo hacen inmersos en una pésima dinámica de resultados. El Montepaschi, que hace no tanto parecía lanzado hacia los cuartos de final, ha caído derrotado en sus últimos cuatro partidos. Ha ofrecido mala imagen y se encuentra al borde de un acantilado al que el Caja Laboral deberá precipitarlo para reforzar sus opciones de acceder a los cuartos de final.
Opciones abiertas Existen todavía muchas variables abiertas para determinar la identidad de los tres equipos de este grupo que acompañarán al Barça en el Top 8, pero ninguna de las alternativas sonríe al Baskonia sin que medie antes un triunfo en el choque del jueves. El plantel azulgrana, que tantas críticas ha coleccionado por su desesperante habilidad para desconectar en algunos partidos o en determinadas fases de los mismos, de uno u otro modo, con más o menos mérito o justicia, se ha ganado el derecho a depender de sí mismo a las puertas esta última entrega del Top 16. Aunque existen incluso posibilidades de que quede eliminado venciendo al cuadro transalpino, Zan Tabak trabaja sobre todo el plano anímico de un equipo que, pese a sus delirantes desconexiones, ha demostrado en las últimas semanas capacidad para competir al máximo nivel.
El jueves la Euroliga vivirá una de esas jornadas en las que no valen las medias tintas. Es probable que todo lo vivido hasta la fecha valga de poco, pero da la impresión de que la tendencia que han seguido los equipos en las últimas semanas cuenta. En este sentido, el Montepaschi (0-4) parece el rival más apetecible para jugársela. El Baskonia (3-1) llega bien, Olympiacos (2-2) ha perdido algo de fuelle tras una excelente racha de cinco victorias seguidas, al igual que el Khimki (2-2). El que más fuerte llega es el Maccabi (6-0), cuya posible derrota en el Palau certificaría el jueves la derrota del Baskonia. Siempre, claro está, que el equipo azulgrana haga antes sus deberes.