vitoria. Faltaban apenas veinte segundos para el final del partido y el Baskonia veía ya cómo el triunfo se evaporaba con un 92-96 en el marcador. Fernando San Emeterio se disponía a ejecutar una de sus características entradas a canasta y ahí apareció de repente la mano de Rudy Fernández para quitarle el balón. Según el alero azulgrana, con falta. Según los árbitros, de forma limpia. La decisión no gustó al cántabro que, para sorpresa de todos, explotó como nunca hasta ahora y se fue directo hacia el colegiado gritándole en la cara con cara de pocos amigos, demostrando que, a veces, los santos también pecan. Aunque posteriormente mostró su arrepentimiento público -de hecho ya lo hizo en privado con los propios árbitros antes de entrar en el vestuario- San Emeterio parecía en ese momento consumido por la rabia acumulada durante todo el partido, marcado por algunas decisiones arbitrales cuanto menos, polémicas. Aunque sería una osadía mantener que el Baskonia perdió ayer ante el Real Madrid únicamente por culpa de dichas decisiones, el conjunto vitoriano sufrió las consecuencias de un criterio arbitral un tanto diluido.

Aunque al final el reparto de faltas se equilibró, sólo dos jugadores, Nocioni y Milko Bjelica, resultaron expulsados. El argentino y San Emeterio recibieron también técnicas -curioso el caso del cántabro que no fue expulsado a pesar de haber recibido dos- que encendieron los ánimos de la grada, especialmente en el caso del argentino, al que pitaron la técnica mientras corría de regreso a su canasta mientras pedía explicaciones a un colegiado. El cuadro vitoriano protestó también la concesión de un triple al Madrid en una jugada en la que Pleiss y Begic saltan juntos a por un rebote y tocan al mismo tiempo el aro y la red. Una acción difícil de valorar. Por su parte, Jelinek protestó que obviaran un golpe con el puño que le propina Llull en el pecho cuando ambos discutían en el segundo cuarto.