Vitoria. Los aficionados del Baskonia no guardan un grato recuerdo de él desde el lejano curso 1991-92 tras aquel incidente en el que se vio salpicado junto a Ramón Rivas. De hecho, la composición de uno de los estribillos más célebres cantados desde la grada del Buesa Arena con el Dále Ramón se gestó tras aquel puñetazo al aire que pasó a escasos centímetros de su rostro y fue penalizado por Víctor Mas como técnica descalificante para el portorriqueño. La vida de Pep Cargol, por entonces alero del Real Madrid, gira dos décadas después en torno a la ciudad donde reside el primer adversario del Caja Laboral en la Copa del Rey. El otrora jugador gerundense, de 44 años, ejerce hoy en día como fisioterapeuta en la consulta que abrió en Zaragoza, es el entrenador del Monte Ducay Olivar de Liga EBA -conjunto vinculado al combinado maño- y, además, colabora desde hace siete años con Aragón Radio para comentar los partidos de los pupilos adiestrados por José Luis Abós. De ahí que sea una voz autorizada para desnudar las virtudes y defectos de la primera piedra de toque baskonista en su áspero camino hacia la séptima Copa de su historia.

Pese a la indudable ilusión zaragozana por "dar la sorpresa" delante de casi 15.000 aficionados, a su juicio debe ser una pelea desigual entre dos contendientes con ambiciones radicalmente opuestas si todo transcurre con normalidad. "Evidentemente, el Baskonia es el favorito. Juega en casa, es el anfitrión y tiene un potencial y un presupuesto muchísimo más alto que el CAI", explica Cargol sobre una eliminatoria decantada a favor de los alaveses. El CAI ha accedido por primera vez en su historia a la Copa, pero ello no redundará en la visita de un forastero sumido en la autocomplacencia y que se conforme con lo hecho hasta ahora tras su notable rendimiento en la primera vuelta. "Ha ido evolucionando temporada tras temporada desde que está en la ACB. Tras diez años de historia como el actual club, ha conseguido por primera vez la clasificación. Gracias a estos pasos que ha ido dando, ahora es un equipo asentado, bien clasificado y que llega a Vitoria con todas las ganas e ilusión de dar la sorpresa. Tiene mucho que ganar y poco que perder", alerta.

Como ya quedó patente el 20 de enero en un partido a cara de perro donde el CAI mostró una férrea disciplina para vender cara su derrota (74-73) hasta el segundo final, el Baskonia se topará con un oponente "trabajador y que no le pierde la cara a los partidos". Así lo entiende el catalán, quien sospecha que el Buesa Arena debe prepararse para un cruce al filo de la navaja en el que será factible una puntuación baja. "El CAI tiene un nivel defensivo alto, lo viene demostrando durante la primera vuelta y es capaz de poner en problemas a los rivales con trampas tácticas", desgrana Cargol, que en ataque alude a "la amenaza del tiro de tres" como el apartado del juego en el que la pizarra de Tabak deberá hacer mayor hincapié para evitar un susto morrocotudo. "La responsabilidad está repartida entre muchos jugadores. Es un equipo al que le gusta correr y si hay opciones de lanzar rápido, las aprovecha. Casi todos tiran desde lejos con excepción de Norel y Jones. Con Aguilar y Rudez jugando de cuatro, poseen una gran versatilidad. Hay un partido en el que Roll es la referencia y en otros coge el protagonismo Rudez, Aguilar o Van Rossom. Es un grupo equilibrado y capaz de meter muchos puntos sin depender de uno o dos", remarca. Un modesto engañoso.