t. sierra
vitoria
HAY ciudades -y por extensión clubes- que parecen tener impreso en su particular ADN la incapacidad para mantener su confianza depositada en un mismo proyecto durante más allá de unos meses. De esta manera, sus equipos acostumbran a convertirse en unas trituradoras de todos aquellos que se atreven a pasar por sus filas. Especialmente, si osan desempeñar el cargo de entrenador. Sin duda, una de las que ocupa las primeras posiciones de este particular ranking desde hace mucho tiempo es Valencia. La capital del Turia es sinónimo de inestabilidad en sus dos principales representates deportivos (en fútbol y baloncesto) y el presente curso no es una excepción.
De esta manera, el conjunto taronja acude a su cita de hoy en el Buesa Arena con los tambores de guerra sonando a todo volumen. Y es que la silla de primer técnico del combinado levantino sube de temperatura por momentos y se encuentra muy cerca de quemar a su actual inquilino. Que no es otro que un viejo conocido de la afición baskonista, Velimir Perasovic.
El preparador croata tomó las riendas del equipo mediada la pasada temporada sustituyendo a Paco Olmos y logró reconducir una situación que tenía muy mala pinta. Con ese aval inició el presente curso al frente del equipo y los buenos resultados iniciales provocaron que se desatara la euforia en la escuadra ché. Sin embargo, el inicio del año ha traído consigo una crisis que ha hecho que este éxito pierda fuerza con la misma rapidez que el mal champán y la situación de un vuelco total.
Cinco derrotas consecutivas -tres en la ACB y dos en la Eurocup- han colocado a Peras en una situación muy incómoda y sobre su visita a Vitoria ya planea la sombra de un ultimátum. Una final que le llega precisamente contra el que fue su compañero cuando ambos no se cansaban de levantar trofeos vestidos de corto en las filas del Jugoplastika. Como técnicos, Tabak y Perasovic no se han cruzado hasta el momento y esta primera cita puede marcar el futuro de uno de ellos.