vitoria. Un jugador de equipo. Así se definió ayer Omar Cook, el curtido base contratado esta semana por el Caja Laboral para poner fin de una vez por todas a la terrible inestabilidad que abandera a la dirección de juego desde el comienzo de la temporada. Durante su presentación, en la que dejó bien clara su impronta de tipo serio e introvertido al no dejar escapar apenas una sonrisa de su rostro, el estadounidense reivindicó su acreditada capacidad para hacer mejores a sus compañeros y sus dotes altruistas al frente del timón. "Odio perder. Mucha gente piensa que tengo la cara enfadada y voy a lo mío, pero soy un jugador que antepone el equipo y juega para el colectivo. No me preocupan mis estadísticas ni los puntos. Haré lo necesario para que el Baskonia gane. Estoy para defender, pasar el balón, anotar...", puntualizó el flamante fichaje azulgrana hasta el próximo 30 de junio.
El Baskonia confía en que así sea a las primeras de cambio y que conforme por fin una sólido terna junto a los cuestionados Heurtel y Cabezas, dos piezas hasta ahora incapaces de gobernar con puño de hierro tanto los encuentros domésticos como continentales. Como ya se encargó de confirmar Félix Fernández mediada la tarde, el club vitoriano no dudó en activar su fichaje antes de las 20.00 horas en la ACB con el fin de que pueda estar este domingo a disposición de Zan Tabak ante el CB Canarias. El gran sacrificado por su desembarco será Taylor Rochestie, que continúa pendiente de firmar su acuerdo de desvinculación y, de momento, se mantiene como uno más a las órdenes del preparador croata. "Estamos trabajando en su salida. Hemos recibido llamadas de clubes interesándose por su situación. Él sabe cuál es la situación. No ha tenido excesiva suerte con las lesiones y el escenario tampoco ha sido el correcto, pero por ello no deja de ser un gran jugador. Simplemente hemos decidido ir hacia otro tipo de base", justificó el director deportivo.
Tras militar con anterioridad en el Valencia y el Unicaja, Cook es un perfecto conocedor de todos los entresijos que rodean a la Liga Endesa. De ahí que se muestre esperanzado en que "esa experiencia me ayude en el futuro" y, por tanto, su integración no se vea distorsionado. A favor del inquilino del Buesa Arena también juega el hecho de que el rocoso timonel nacionalizado montenegrino aterriza con la intención de relanzar su carrera tras su oscura etapa en el Emporio Armani, donde careció de química con Sergio Scariolo y del que acaba de salir por la puerta de atrás una vez consumada la defunción en la Euroliga. "No quiero hablar de lo que sucedió allí. Ya se ha terminado. Toda la gente conocía los problemas que había, pero no es mi trabajo decir lo que está bien y lo que está mal. Ahora viene un nuevo capítulo para mí", se congratuló Cook, que lucirá el doble cero en su camiseta al igual que ha hecho siempre.
sin miedo a la competencia Su desembarco en las filas vitorianas le ha colmada de felicidad tras vivir "unos últimos meses difíciles" donde no se ha sentido a gusto. Pese a que las trayectorias del Caja Laboral y del Armani han tenido ciertas similitudes, el norteamericano estimó que se van a dar todas las condiciones para que brille con luz propia. "Vengo a un equipo que también ha vivido unos momentos difíciles pero ha sabido cambiar las cosas. El Baskonia juega duro, tiene hombres agresivos y yo también soy un jugador agresivo. Por eso, creo que voy a encajar. He jugado esta temporada dos veces ante ellos y al final he perdido tras ir ganando todo el partido. Eso quiere decir que nunca se da por vencido", evocó.
Cuestionado sobre la fuerte competencia con que se topará para gozar de minutos, Cook utilizó un discurso coherente para anteponer los intereses colectivos. "No importa quién jugará más minutos o si saldré desde el banquillo. Heurtel y Cabezas son grandes jugadores. En este punto de mi carrera, sólo me importa ganar. No estoy para hacer estadísticas maravillosas, sino para ayudar en lo que el entrenador vea necesario", insistió Cook, de 30 años y 1,86 metros de altura. Tabak ya dejó entrever tras la victoria en Valladolid que su cometido será aportar un plus de liderazgo en la dirección y, amparado en su musculosa silueta, robustecer los cimientos defensivos. Un mensaje que ya ha sido interiorizado por el interesado. "Recuerdo que hace dos años fui votado el mejor jugador defensivo de la ACB. Vengo para aportar en todas las facetas. En Milán no he podido jugar ese estilo que me favorece y espero que ahora todo cambie", reveló el uno nacido en Brooklyn (Nueva York), que ayer cumplimentó su primer entrenamiento.