Valladolid. Ahora que se aproximan las vacaciones navideñas y se multiplica la presencia de anuncios de colonias en la televisión, es probable que más de uno recuerde aquel en el que un caballero lograba engatusar a una dama con los efluvios de su varonil fragancia. Para hacerlo, debían casi tocarse, rozarse. Y el eslogan dejaba poco espacio para la imaginación: "Mejor cuanto más cerca", rezaba la voz en off en los últimos planos del spot. Al Caja Laboral que ayer sumó en Valladolid su octava victoria consecutiva le sucede todo lo contrario. Se ha abonado al espíritu opuesto. Mejor cuanto más lejos. Y así quedó en evidencia en un partido en el que los pupilos de Zan Tabak lograron batir una marca histórica del club.
El cuadro baskonista acribilló a triples al Blancos de Rueda. Así de simple. Roberto González pensó que la pócima mágica que podía usar para desactivar las numerosas armas del cuadro vitoriano pasaba por tirar de una defensa zonal que blindara la zona y lo pagó caro. El Caja Laboral igualó la mejor marca de su historia en lo que a triples en un partido de la ACB se refiere.
El Baskonia anotó la friolera de 15 triples ante la atónita mirada de la afición pucelana, a la que le costaba creer que su equipo era incapaz de evitar que el partido se rompiera por más voluntad y ardor guerrero que pusiera sobre el parqué. La cosa no es que el cuadro azulgrana sumara muchos triples, que lo hizo hasta el punto de acercarse a los 18 que fijan el récord absoluto de un equipo en la competición. LO más hiriente para el cuadro local fue el abrumador porcentaje de éxito que encontraron los pupilos de Tabak en los lanzamientos.
Metieron, de hecho, más de los que fallaron. El 15 de 27 total, que representa un 56% de éxito, supone un dato desolador para cualquier equipo que pretenda batir a un grande como el Baskonia. Más aún si, como fue el caso, el plan pasa por concederle más opciones para tirar de fuera que desde cerca del aro.
A esta nueva versión del combinado azulgrana le van las distancias largas. En realidad, más o menos tanto como le han ido siempre. El problema para sus rivales, para los de ahora y sobre todo para los que se vaya encontrando por el camino, reside en que Tabak está empezando a dar con la tecla del equilibrio dentro-fuera que tantos réditos puede proporcionar a un equipo en este deporte.
No son pocos los adversarios que esta temporada han esgrimido diferentes versiones de la zona para dificultar las maniobras ofensivas del conjunto vitoriano. En algunos casos ha dado resultado, porque sobre todo en los primeros partidos con Ivanovic se atragantaba. Pero las cosas han empezado a cambiar. Salvando alguna combinación de interiores, el Caja Laboral ya da miedo cerca de los tableros, y eso permite que se creen espacios fuera. Y es ahí, cuando el tiro lejano aparece como mejor opción, cuando de verdad resulta letal.