Vitoria. Hay caminos que convergen por azar o por destino. Hay lugares comunes que lo son, a menudo, por alguna razón determinada. Hay trayectorias que discurren en paralelo sin motivo aparente pero con justificación posterior. Este es el caso de Zan Tabak y Sergio Scariolo. Scariolo y Tabak. Dos ciudades les unen en torno a la pasión que ha determinado sus vidas hasta la fecha. El baloncesto ha entrelazado los devenires de ambos entrenadores desde Milán hasta Gasteiz o de Vitoria a la capital lombarda. El orden pierde relevancia en este bucle baloncestístico.
El caso del entrenador italiano no requiere aclaración. Todos recuerdan el desempeño de Scariolo en el Baskonia de la temporada 1997-98 a la 1998-99. El entrenador transalpino fue fundamental en el gradual crecimiento de un Baskonia que alcanzó con el actual preparador del Armani Jeans su segunda Copa del Rey y su primera final en la ACB. Durante aquellas dos temporadas, el equipo practicó un basket de ensueño, como hace tiempo no se recuerda en Gasteiz. Un baloncesto ofensivo que tenía en Juan Alberto Espil, Misha Beric, Elmer Bennett o Pat Burke sus puntales. Tras Real Madrid, Unicaja y Khimki, con la selección española entre medio, Scariolo fue reclutado por el equipo de Milán donde no pasa sus mejores momentos; con la soga al cuello en la Euroliga, una trayectoria más que discreta en el Pallacanestro y una supuesta rebelión de sus jugadores.
No tan conocida, al menos para el aficionado azulgrana, es la etapa de Tabak en el equipo lombardo. Eran épocas en las que, todavía, los jugadores europeos estaban faltos de cartel en USA, pero Tabak ya comenzaba a ser un nombre conocido entre los scouters de la mejor liga del mundo. La Jugoplastika que dominó Europa tan sólo exportaría dos de sus perlas al campeonato norteamericano. Kukoc fue la primera, siendo elegido con el número 29 del draft en 1990 por los Chicago Bulls. Un año más tardó el actual preparador del Baskonia que casi se queda fuera de esta terna anual de elegidos al ser seleccionado con el número 51 por los Houston Rockets.
A causa de esa escasa, aunque creciente, fe en el jugador europeo, Tabak hubo de posponer un salto a la NBA que seguramente; todo hace indicar, teniendo en cuenta su posición en el draft y la coyuntura del momento; no tendría nada claro. La Jugoplastika que había dominado Europa se desmembraba y el preparador baskonista decidió aceptar una oferta de la, por aquel entonces, liga más potente del Viejo Continente. El Pallacanestro recibió a Tabak, primero, desde las filas del Livorno, y al año siguiente, temporada 1993-94, desde las del Olimpia Milano. Tras haber promediado 15 puntos y 11 rebotes en su primer curso en Italia, en Milán mejoró sus notables guarismos -lo justo, ya erán números de estrella- terminando la temporada como líder en tiros de campo, rebotes y tapones. 15,5 puntos y 10,3 capturas por encuentro en su última campaña antes de cruzar el charco. Para llegar hasta el otro extremo que conforma este bucle, Tabak pasó por los Rockets, Raptors, Celtics, Fenerbahce, Pacers, Real Madrid, Joventut, Unicaja y, como entrenador, de nuevo Real Madrid, Sevilla, Sant Josep Girona, Trefl Sopot y, por fin, Caja Laboral. Madrid y Málaga fueron punto intermedio en este viaje cuyo recorrido está aún por completar.
El trayecto de Scariolo, pese a la veteranía de su protagonista, está seguramente falto de kilómetros todavía. Y más aun el de un Zan Tabak que acaba de arrancar, prácticamente, su carrera como entrenador jefe. El tiempo dirá si estos dos guardianes de los banquillos vuelven a cruzar sus tránsitos vitales. De momento el bucle se cierra en Gasteiz, con el encuentro que determinará, en gran medida, el futuro de ambos en la máxima competición continental. A partir de entonces sólo el tiempo decretará si continúa la espiral.