De un modo más o menos compartido, las épocas del Baskonia pueden englobarse según los grandes jugadores que durante una temporada u otra ejercieran como líderes en el vestuario del Buesa Arena. Este curso, tras la marcha de dos grandes referentes como Pablo Prigioni y Mirza Teletovic, existía cierta incertidumbre por saber cómo iban a distribuirse los roles, quién o quiénes iban a asumir el testigo del liderazgo. Y el paso de las semanas está permitiendo responder a la pregunta. Parece que este nuevo Caja Laboral no va a disponer de un líder, sino de una bicefalia de estrellas que ayer en el Palacio de los Deportes ofrecieron preciosas pinceladas del enorme talento que atesoran ambos.
Maciej Lampe y Nemanja Bjelica a punto estuvieron de conceder al cuadro vitoriano una victoria que se antojaba complicada de por sí, pero más aún por la situación en la que llegaba el equipo, con varias bajas, jugadores todavía en fase de rodaje y el enorme vacío del indiscutible líder espiritual de este vestuario, un Andrés Nocioni que está evangelizando y que cuenta con dos discípulos aventajados. En un partido que quizá no siguió los derroteros esperados en cuanto a la velocidad del juego y a la anotación, a pesar de que al final con la prórroga ambos equipos estuvieron cerca de sus medias habituales, Lampe y Nemanja se consagraron de manera definitiva.
Ambos equipos renunciaron en cierta medida a sus identidades y entraron en una batalla táctica en la que había más kilos y centímetros que ganas de lanzar el partido al intercambio de golpes que tan buenos resultados les había reportado hasta la fecha. Ante la baja de Nocioni, cuya presencia podría haber cambiado el rumbo del encuentro, Ivanovic decidió mantener el quinteto con tres grandes y recurrió a Nemanja como alero. El serbio, a pesar de haber demostrado calidad como para convertirse en una pieza más que interesante como cuatro, hace mucho daño en esta posición, sobre todo ante pares más pequeños. Así que a Laso no le quedó más remedio que reaccionar en consecuencia y variar también y recurrir a Suárez, con Rudy como escolta. El resultado benefició más al bando azulgrana que al blanco. Y Nemanja, que ya en Milán evidenció que está en condiciones de volar solo, incluso de arrastrar al resto tras su estela, brilló como ya comienza a ser algo habitual.
El serbio cerró el encuentro como máximo anotador, con 25 puntos (8/11 en tiros de dos y 3/7 en tiros de tres), a los que sumó cuatro rebotes. Pero por encima de esto, volvió a quedar retratado como el jugador sobre el que Ivanovic deposita toda su confianza. Una jornada más, el más joven de los Bjelica se pegó una panzada de minutos (41:15) y sirvió de sostén para el equipo sobre todo cuando Lampe, el termómetro de este equipo, tuvo que buscar oxígeno en el banquillo.
Una vez más el jugador polaco sufrió la acumulación de faltas. En el tramo final del segundo cuarto cometió la tercera y tuvo que sentarse. Como ya viene siendo habitual, el equipo lo acusó. Sufrió un parcial contrario de 10-4 que llevó el duelo al descanso con una cómoda ventaja para el Madrid. Ivanovic tuvo que jugársela en el tercer acto. El técnico montenegrino apostó a reservarlo en el banquillo, para protegerlo ante la posible llegada de una cuarta falta que pudiera comprometer su concurso en el tramo final del choque. Y acertó de pleno.
La más que aceptable vuelta a las canchas de un Pleiss que se mostró muy sólido en la defensa de la pintura y la omnipresencia de Nemanja permitió al Caja Laboral mantener a la vista al rival. Hasta que en el último cuarto Ivanovic pudo reunir al fin sobre el parqué a los que cada vez queda más claro que son los líderes y referentes de un equipo que, aun así, dispone de un elevado número de jugadores con talento para anotar.
Lampe y Nemanja se echaron al equipo a las espaldas y, obviando el hecho de que algunos compañeros siguen por debajo del nivel que se espera de ellos, acabaron por equilibrar un duelo que parecía perdido para conducirlo a la prórroga. Al final, salió cruz. El Baskonia sumó su segunda derrota del curso en ACB. Pero sigue haciendo camino.