Vitoria. Siempre se ha dicho que los grandes campeones, al margen de talento y condiciones físicas, disponen de una fortaleza mental superior que les permite afrontar con la templanza necesaria los momentos de la verdad. Al Caja Laboral le ha llegado ese momento. La noche de un 25 de octubre, en un punto del calendario en el que nadie habría podido vaticinarlo, al conjunto azulgrana se le presenta la primera final del curso. No hay margen para las excusas. Ni para enumerar los inconvenientes que han acabado por llevar al equipo a esta situación. Ivanovic los rechaza y sus jugadores deberían hacerlo a la hora de afrontar un compromiso en el que la batalla anímica será, si cabe, más importante que la táctica.
El cuadro baskonista visita la cancha de un Armani Jeans que se siente cómodo tras haber hecho los deberes y haber sumado dos triunfos en las dos primeras jornadas. Los italianos esperan un miura, a un equipo que acude al partido cargado de urgencias, con la necesidad como motor principal, y el otrora inquilino del banquillo local del Buesa Arena tratará de manejar el partido para que el estado mental de los pupilos de Dusko Ivanovic se vea sometido a prueba. Ahí puede radicar la clave de un encuentro en el que sólo vale la victoria.
Un tercer tropiezo consecutivo podría resultar letal para el equipo vitoriano. Y más con una visita del todopoderoso Anadolu Efes a la vista. En realidad, y salvando un accidente sin relevancia alguna como el de Zaragoza, el nuevo Caja Laboral sólo ha cometido un error hasta la fecha. La derrota del Zalgiris resultó dolorosa, porque reflejó algunas carencias evidentes del equipo, y puede costar cara si esta noche no se recupera el break.
El equipo azulgrana sigue arrastrando una evidente debilidad en la pintura. Más allá de Lampe hay muy poco con lo que contrarrestar el poderío interior de los grandes rivales del torneo. El Armani tiene algunas piezas temibles bajo los tableros. Sobre todo Bourousis y los intensos Hendrix y Melli, que pueden hacer un destrozo desde el banquillo. Será ahí donde Ivanovic, que sigue sin poder contar con Tibor Pleiss como recambio para el polaco, deberá minimizar los daños y oponer sus armas, que en lo que llevamos de curso ha quedado claro que lucen mucho más cuando los partidos adquieren velocidad.
Scariolo tratará de emular a Plaza. El también seleccionador español intentará evitar que el choque se revolucione. Pero el Armani Jeans no es el Zalgiris, no cuenta con tantos jugadores de perfil defensivo para asfixiar al rival, por lo que si el Baskonia es capaz de aguantar el envite mental, de resistir la presión en los compases iniciales, tiene muchas opciones de que se juegue a lo que más le interesa.
Fernando San Emeterio y Nemanja Bjelica, víctimas de un virus en los días previos al choque, jugarán. También lo hará Langford, que arrastra problemas en un tobillo. No es una noche para reservarse.