Vitoria. Hace ya casi treinta años, en el verano de 1982, el apellido Beirán quedó ligado a la historia de la selección española para la eternidad. José Manuel Beirán Lozano, jugador leonés que se hizo grande en el Real Madrid pero cerró su carrera en el legendario Tenerife Nº1 junto a otras viejas glorias de aquel baloncesto pretérito como Arturo Seara, subió en Los Ángeles al segundo escalón del podio en el que el combinado de Antonio Díaz Miguel se colgó una plata que hace no tanto se antojaba una gesta irrepetible. A su lado, tras haber hincado la rodilla (96-65) ante el todopoderoso equipo de Estados Unidos que encabezaba un tal Michael Jordan, se encontraban otros tipos que conforman la memoria colectiva del aficionado medio, como Epi, Corbalán, Fernando Martín, Solozábal, De la Cruz, Iturriaga, Romay, Andrés Jiménez, Margall, Joe Llorente o Fernando Arcega.
Ha llovido mucho desde entonces. Muchísimo. Y el baloncesto ha cambiado en tal medida que en algunos aspectos parece incluso otro deporte. Pero en la ACB sigue habiendo un Beirán. El hijo de aquel subcampeón olímpico, Javier Beirán Amigo, trata de seguir la ruta marcada por su progenitor ahora en las filas de otro equipo canario. El alero nacido en Madrid, a sus 25 años, vive su tercera campaña en un Gran Canaria en el que ha conseguido hacerse importante, tanto dentro como fuera de la cancha. Convocado el pasado verano para la selección B, el nuevo Beirán, formado en la cantera del Real Madrid, reconoce que disputar algún día unos Juegos Olímpicos es uno de sus sueños inconfesables, aunque de momento se concentra en seguir creciendo en el seno de un equipo que este año ha realizado una excelente labor de despachos y parece dispuesto a pelear por metas más ambiciosas.
"Creo que he sido capaz de consolidarme en la ACB y ser importante en un equipo dentro y fuera de la cancha. Lo que quiero ahora es seguir mejorando", se explicaba Beirán ayer, al término del entrenamiento del plantel que dirige el exbaskonista Pedro Martínez. "En el baloncesto profesional ya no basta con hacer una cosa bien. No vale con tirar o defender. Ahora se busca el jugador completo. Así que trato de crecer en todos los sentidos", añadía el jugador madrileño, al tiempo que reconocía que, pese a todo, todavía tiene camino por delante. "Trabajo para seguir haciendo cosas que me salen en los entrenamientos pero en los partidos todavía no", apuntaba el alero de un Gran Canaria que esta tarde tratará de imponerse al Caja Laboral para sumar su tercera victoria en otros tantos partidos.
La clave del duelo, a su juicio, residirá en la capacidad de cada uno de los contendientes para imponer su estilo. El nuevo Baskonia plantea un intercambio abierto de golpes, partidos rápidos, de marcador abultado. El Gran Canaria, en cambio, trata de contener al rival y aplastarlo con su defensa. Y más aún en su feudo. "Creo que debemos limitar su capacidad ofensiva. Casi todos sus jugadores pueden anotar de fuera. Incluso los interiores. Están metiendo muchos puntos y nosotros jugamos a que nos metan pocos. Somos una de las mejores defensas. Ahí puede estar la clave. Pero la diferencia es muy amplia. Tendremos que frenar esa producción ofensiva y jugar muy centrados desde el principio", asegura Beirán, para quien pese a la brecha presupuestaria cada vez más abierta entre Madrid, Barça y el resto, el vitoriano sigue siendo uno de los "grandes" de la competición.
"Es verdad que ha perdido a Teletovic y Prigioni, dos jugadores titulares y que jugaban muchos minutos, pero poco a poco se están haciendo los nuevos fichajes. Aunque tengan lesiones estoy seguro de que será difícil, porque conocemos de sobra el carácter luchador de Oleson, de San Emeterio, del propio Nocioni o de Ivanovic. No los lo pondrán nada fácil, tengan una o cinco bajas", argumentaba el jugador del conjunto insular, quien no niega que en el vestuario se ha instalado la ilusión en grado máximo tras haber inaugurado la temporada con dos victorias en cierto modo complicadas, ante el Gescrap en casa y en Manresa. "Estamos ilusionados y con confianza. Hacía mucho que este equipo no lograba dos victorias en las dos primeras jornadas. Tenemos muchas ganas de jugar en casa y de sumar la tercera", aducía.
El hecho de que el duelo se dispute en el Centro Insular de Deportes, una cancha prohibida, trampa habitual para los grandes aspirantes, incrementa aún más el optimismo de los pupilos de Pedro Martínez. "Aquí nos sabemos difíciles. Además los rivales vienen tras un viaje largo, que es el que tenemos que hacer nosotros para jugar cualquier otro partido, y nuestra afición aprieta mucho", expone.
Hoy en La Roca no habrá un Beirán. Habrá dos. Javier se vestirá de amarillo y saltará a la cancha. José Manuel, que no siempre puede volar hasta las islas para seguir de cerca a su hijo, se sentará en la grada. Y seguramente antes de que llegue la hora del choque pasará revista. Caerá algún consejo, aunque no sólo sobre baloncesto, también sobre la propia vida. "Siempre que le pido ayuda me da consejos, pero más que consejos de jugador, me da consejos de padre, que se necesitan más y se pueden aplicar al baloncesto", confiesa el otro Beirán. El Beirán del presente.