Vitoria. La alegría va por barrios, una máxima esgrimida por la propia Euroliga en sus dos últimas ediciones. Por barrios atenieneses para ser más concreto.
Si el Olympiacos es el último campeón de la competición, el Panathinaikos lo fue un año antes por no hablar de su aplastante dominio del torneo en las últimas ediciones. Del puerto de Atenas, origen del campeón de Europa, al residencial barrio de Marusi, donde se asienta el pabellón de su verde rival. De los orígenes humildes a los más pudientes, ahora, la sociedad griega apenas hace distinciones. Una máxima pregonada con anterioridad por los dos mayores clubes del país, ajenos hasta la fecha a realidad politica alguna.
Sumidos en una profunda crisis finaciera que le ha relegado al vagón de cola de la Europa de las primas de riesgo y las agencias de tasación, el baloncesto parece ser lo único que da un respiro al pueblo griego en su inquieto día día. Una realidad de la que ni siquiera los clubes más poderosos del país han logrado evadirse. El campeón de Europa, con millón y medio de rebaja en su presupuesto, defiende su condición con similares armas que en el pasado curso. Casi idénticas para ser exactos.
cambio de estilo
Bartzokas por Ivkovic
Los hombres de Dusan Ivkovic ya no lo son. Éste es el cambio más significativo en el equipo del puerto ateniense. Georgios Bartzokas dirige ahora la nave rojiblanca con mayor celeridad que su antecesor. Si Ivkovic era estandarte del basket control, Bartzokas ha tratado de agilizar esa receta manteniendo varios de sus sistemas -los jugadores son prácticamente los mismos- pero acelerando el tiempo de cocción. Por fortuna para el aficionado, el baloncesto moderno está cambiando el cazo por la olla express y chefs como Pablo Laso confirman la vigencia de este estilo también en la victoria desde la propia ACB.
Así las cosas, y pese a esta alteración en las revoluciones que propone este Olympiacos, el equipo griego mantiene el mismo faro. Spanoulis es el auténtico líder del plantel. Aquí no hay discusión. Con penetración, tiro exterior y, sobre todo, liderazgo, el griego es una suerte de Navarro en el Barcelona y de su buen funcionamiento depende el del equipo. Este extremo se da por la costumbre que tiene el equipo de tirar de los galones del escolta, ya que por jugadores, el Olympiacos continúa siendo un equipo temible.
Quizás el Baskonia deberá incidir en contener el juego en la pintura de su rival, poderoso como pocos. Allí se fajarán con un antiguo conocido, un Joey Dorsey importantísimo en la consecución del cetro europeo el pasado año. Pero Antic abrirá el campo al más puro estilo Teletovic -sus perfiles son similares-, para ceder espacio bajo el aro al propio Dorsey, Hines o Printezis, héroe de la Euroliga pasada y efectivo, también, desde la distancia. La participación del exGescrap Mavroeidis se espera residual.
Desde el perímetro habrá que contener el juego alegre de Law, los lanzamientos del lituano Gecevicius y el apoyo de los aleros Perperoglou y Papanikolau, sin olvidar al joven Sloukas.
Todo un desafío para el equipo que preside Josean Querejeta que deberá rehacerse de lesiones, faltas de acoplamiento y austeridad interior para salvar el que pudiera ser el debut más complicado posible en esta Euroliga.