Si pusiera un circo le crecerían los enanos diría alguno. Y esa sería la mayor de las alegrías para un Baskonia, huérfano de hombres altos, que ya no puede aferrarse siquiera al refranero popular. Y es que la mononucleosis diagnosticada el martes a Tibor Pleiss roza límtes surrealistas dentro del cuadro de bajas interiores del Caja Laboral.

La enfermedad del beso tendrá al poste germano entre tres y cuatro semanas de baja en un principio, aunque no se puede predecir con exactitud el tiempo de recuperación, ya que cada cual lo asimila de diferente forma. "Es el mismo virus del herpes simple, esas pupas que salen en la boca, pero hay quienes su organismo lo dirigen de una forma y quienes lo dirijen de otra", explica Manu Goienetxea, antiguo médico del Alavés. "No es común pero sí relativamente habitual en deportistas, sobre todo, jóvenes", prosigue el galeno que rápidamente quita hierro al asunto. "Es una enfermedad inofensiva, en muy contadas ocasiones se te puede complicar. Hay que dejar que lo que está inflamado se desinflame, suele dar fiebre, inflamación de ganglios linfáticos...", explica.

Ese periodo de recuperación es lo que más preocupa al propio club y a la afición. Casos como el del tenista Mario Ancic, a quien le fue diagnosticada la enfermedad en el 2006 y que, tras un rosario de ausencias en varios campeonatos, idas y venidas, decidió abandonar el deporte de élite en febrero con 26 años, han alertado al entorno del equipo.

A este respecto, Goienetxea se muestra, de nuevo, tranquilizador: "Puede haber complicaciones. Si las hay, esto afecta a los ganglios y podría afectar incluso al bazo y al hígado. Podrías fastidiarte cualquiera de los dos órganos, pero son casos muy raros. Lo normal es que no necesite ni tratamiento". Reposo es la receta para esta dolencia, aunque del físico del jugador y de cuándo haya incubado el virus dependerá el periodo de ausencia de las canchas del germano.

Otro caso de repercusión mediática sirve para ilustrar esta hipótesis. El tenista Roger Federer la padeció en 2008. Cuando le fue diagnosticada le dijeron que, probablemente, estaba sufriendo la enfermedad desde hacía seis semanas, por lo que su cuerpo ya estaba recuperándose y produciendo anticuerpos. En ese periodo alcanzó las semifinales de Wimbledon. Es reseñable que esta enfermedad ha tenido mayor trascendencia en deportistas que practican disciplinas individuales como tenis o ciclismo ya que su erosión sobre las defensas del organismo en más notoria que en un deporte de equipo.

Goienetxea explica que "en términos vulgares, te deja un poquito tirado" y que "lo que más influye en un deportista es que le produce fatiga". "Aunque quiera entrenar no va a poder, se encuentra tan debilitado su organismo y, a nivel general, inflamado, incluida la fiebre, que le impide rendir. Está desaconsejado", zanja. "Si, encima, haces entrenamientos fuertes como es el caso de Ivanovic", prosigue, "se junta el hambre con las ganas de comer".

El doctor aclara que Tibor Pleiss "necesita reposo" y alerta de que sería posible que "contagiara a otros", por lo que sería prudente que "durante unos días estuviera en cuarentena".

Es preciso aclarar, para calmar a los insidiosos, que la llamada enfermedad del beso "puede trasmitirse a través del beso y se da mucho en adolescentes que empiezan a salir con chicas pero también ha podido tener contacto bucal con algún vidrio o compartiendo comida", termina el antiguo médico del Alavés.