Lesiones fruto de la mala suerte, reconocimientos médicos capaces de detectar misteriosas dolencias, inesperadas espantadas de jugadores, culebrones interminables que requieren de una elevada dosis de paciencia, volantazos a la hora de acometer fichajes, pasaportes puestos en tela de juicio... Las pretemporadas del Caja Laboral darían para escribir una enciclopedia de varios tomos. Todas acostumbran a tener siempre un punto de incertidumbre, tensión y pimienta que colocan a su masa social al borde del desconcierto. Un verano más, y ya van muchos, el club vitoriano se ha topado con infinidad de problemas para conformar su plantilla de cara a una campaña que arranca con más sombras que luces por la marcha de jugadores carismáticos y el precario estado físico de varios integrantes -léase Lampe, Rochestie y Milko Bjelica- que pueden obligar a las altas esferas a modificar sobre la marcha el boceto de equipo trazado tras los decepcionantes resultados del anterior ejercicio.
El problema radica en que ya llueve sobre mojado y tanta convulsión no produce estupor ni sorpresa. La lista de episodios delirantes y desafortunados en los últimos tiempos es interminable, de ahí que lo sucedido durante los últimos días no resulte novedoso para un aficionado acostumbrado a esperar hasta el último momento la configuración del proyecto. Sólo hay que echar la vista atrás para rememorar esta especie de caza de brujas que impiden al Baskonia iniciar el asalto a los títulos en un escenario de normalidad. Por ejemplo, la mala suerte se ha cebado hasta límites insospechados con referentes del vestuario que iban a gozar de un papel preponderante.
Así sucedió con el turco-estadounidense Sherron Mills en 1999 cuando se rompió misteriosamente en su país la tibia y el peroné. En el verano 2002-03, la rotura del tendón de aquiles de Elmer Bennett y la espantada de Pat Burke obligaron al club a rescindir el contrato de Raja Bell y fichar de una tacada a Jerome Allen y al mastodóntico Rashard Griffith. Un año más tarde, Andrew Betts se perdió el inicio liguero debido a una hernia discal. Luis Scola tampoco se escapó de este mal fario en la pretemporada de 2005, aunque su gravedad no tuvo nada que ver en 2007 con la aparatosa caída de James Singleton en el BEC en el transcurso de la Supercopa que derivó en la temible triada y, por ende, casi seis meses de ausencia de las canchas. Al argentino Walter Herrmann le sobrevino en 2009 la bursitis en su rodilla que le imposibilitó ofrecer su mejor versión. Un año más tarde, el reconocimiento médico tachó del proyecto al díscolo Pops Mensah-Bonsu por una supuesta incapacidad de su articulación para soportar el espartano ritmo de Dusko Ivanovic. Un descarte que supuso la antesala del fichaje de Marcus Haislip después de que éste accediera a rebajar su cotización. El pasado verano, por último, Maciej Lampe -rotura del labrum de la cadera-, Reggie Williams -bursitis en la rodilla-y Joey Dorsey -luxación de un dedo de la mano- no se libraron del maleficio.
Pero no sólo las lesiones han sobresaltado la actualidad azulgrana durante los periodos estivales. En julio de 2010, el adiós de Taulell como patrocinador tras más de dos décadas de colaboración con el club obligó a un nuevo acuerdo con Caja Laboral. En la Supercopa de 2007, también explotó la polémica sobre el supuesto matrimonio de conveniencia de Will McDonald para conseguir un pasaporte español que le impidiera ocupar plaza de extracomunitario en la ACB. Igual o más sonada fue la espantada de Milan Gurovic en verano de 2003 tras haber estampado su firma en el contrato. Sin embargo, el alero serbio se echó atrás en el último momento para enrolarse en el Vojvodina de su país natal. Al menos, la entidad alavesa vio meses más tarde recompensados los daños tras la sentencia de la FIBA que le permitió ingresar 120.000 euros. A primeros de la pasada década, por último, el litigio que afectó a Mindaugas Timinskas y Saulius Stombergas -los denominados comunitarios B que reclamaban jugar en la ACB sin ocupar plaza de extranjero amparándose en los acuerdos de asociación de Lituania con la Unión Europea- constituyó otro frente inquietante antes de que el balón echara a rodar. A muchos, por todo ello, los actuales problemas físicos de tres jugadores les pueden parecen insignificantes.