Vitoria. Ayer se presentó en sociedad el equipo olímpico de baloncesto. Lo hizo desde el centro deportivo Triángulo de Oro, en la madrileña calle de Bravo Murillo. Como si de un augurio se tratara. Al mismo tiempo arrancó para Fernando San Emeterio el segundo curso en este 2011-12. Echada la persiana a la competición de clubes, son los equipos estatales los que recogen el testigo competitivo que alumbra el verano a los adictos a éste en general y al baloncesto en particular. Sin afán de denostar las otras especialidades, los seguidores del deporte de la canasta tienen en la cita olímpica el auténtico mundial de la disciplina. Si a esto le sumamos el cariz único que albergan los Juegos, a nadie le ha de extrañar la ilusión con la que el jugador cántabro afronta este mes y medio de trabajo y más trabajo. Una ilusión que se traduce en la obtención del metal más preciado en el escenario más atractivo. Como un pionero en California, San Emeterio se ha puesto manos a la obra en esta búsqueda de oro.
Le llevará mes y medio. De jugar, por segunda vez consecutiva, la final olímpica. Sería el doce de agosto. La anterior regaló a todos los espectadores uno de los partidos de basket más épicos de la historia. No es exagerar. Desde el Dream Team el combinado norteamericano nunca había llevado un equipo tan potente, el mejor posible. Los Kobe Bryant, Lebron James o Dwight Howard arrollaron a todos y cada uno de sus rivales hasta llegar al último cruce. Ni la propia España les aguantó el ritmo en la fase de grupos cuando cayeron por 82-119. Pero en la final salió a relucir la entrega de un grupo de deportistas realmente confiados en sus posibilidades. Espíritu olímpico, en definitiva. A ello quieren aferrarse esta continuación de aquel equipo de ensueño. Una misma base con pequeños retoques como el que confiere, merced a su pundonor, Fernando San Emeterio.
El cántabro es más que consciente de su rol y ésta es una de sus mejores virtudes. Tiene varias. La entrega del dos baskonista es idéntica durante treinta o cinco minutos, yendo veinte arriba o abajo. San Emeterio es el exterior agresivo y reboteador que echa de menos un plantel preciosista. Habrá que tomar nota de las evoluciones de Rudy, aquejado, hasta hace bien poco, de problemas en la espalda, y Navarro, quien lleva arrastrando una fascitis plantar el último tercio de campaña, en los amistosos que dispute esta versión de la Roja a tamaño XXL. De la necesidad de refresco de ambos nacerán los minutos de Saneme.
De hecho en la presentación de ayer el técnico del combinado español, Sergio Scariolo, hacía públicos sus desvelos por la fragilidad, a priori, exterior del equipo. "Estoy bastante preocupado por Navarro porque es nuestro hombre de referencia en el perímetro y que tiene un talento especial. También está el caso de Rudy Fernández, que sale de una operación seria, por lo que nuestro perímetro titular está entre algodones", avisó el preparador italiano.
La selección estará conformada de manera definitiva -este año sólo hay un jugador invitado, Rafa Martínez (Valencia), por lo que no habrá descartes-, por José Manuel Calderón (Toronto Raptors), Sergio Rodríguez (Real Madrid), Víctor Sada (Barcelona), Juan Carlos Navarro (Barcelona), Sergio Llull (Real Madrid), Rudy Fernández (Denver Nuggets), Fernando San Emeterio (Caja Laboral), Víctor Claver (Valencia), Felipe Reyes (Real Madrid), Pau Gasol (Los Angeles Lakers), Marc Gasol (Memphis Grizzlies) y Serge Ibaka (Oklahoma City Thunder).
Este grupo de deportistas comenzó ayer uno de los caminos más duros y, a la vez, atractivos de sus exitosas carreras deportivas. Campeones de Europa, del Mundobasket, de la NBA, de la Euroliga, de la ACB... Sólo queda el oro olímpico dentro de una generación, posiblemente, irrepetible. Este trayecto ha empezado ya pero los espectadores no podrán hacerse eco de él hasta el 9 de julio, día en que jugarán su primer amistoso ante Gran Bretaña en Valladolid. Allí se podrá comprobar el nivel del anfitrión, de paso, las evoluciones de Devon Van Oostrum y, cómo no, el rol de un Fernando San Emetrio que cotiza algo más alto en este mercado olímpico.