Cinco antecedentes en los últimos veinte años. Cuatro en semifinales y uno correspondiente a la final de Liga. Duelos ásperos e igualados, todos ellos, hasta la extenuación cuyo balance favorece al Real Madrid por tres a dos y cuya longevidad siempre se estiró hasta el límite de lo permitido. Siempre ha habido quinto o tercer encuentro, dependiendo del formato de la eliminatoria.

Los blancos se llevaron los tres primeros cruces y el Baskonia los dos siguientes. Es lógico entender que la progresión del club de Zurbano le ha hecho encarar los enfrentamientos ante un rival del caché de los merengues con un alto grado de probabilidades cuando, en la década de los noventa vencer al equipo de Concha Espina acogía connotaciones heróicas.

Corría el año 1992 cuando los baskonistas se enfrentaban al Real Madrid también en semis. El entrenador merengue, por aquel entonces vestido de baskonista, vivía en primera persona una serie, también, de alta graduación. Los Biriukov, Romay, Cargol o Antonio Martín se enfrentaban a un Baskonia dirigido en la pista por Pablo Laso y con jugadores de un reluciente pasado en el club como Joe Arlauckas, Chicho Sibilio o Ramón Rivas. Los alaveses dieron la sopresa al vencer en el primer partido en tierras madrileñas. El siguiente sería blanco. En Vitoria el Real Madrid recuperó el factor cancha para devolver, como hoy, la serie a la capital de España, donde los locales se clasificaron para la final del torneo con apuros. 76-71.

Hubo de pasar casi una década para que estos viejos conocidos volvieran a cruzar sus caminos en una eliminatoria por el título de la ACB. En la temporada 2000-01, cuando el Baskonia venía de haber rozado una gesta mayúscula, que hubiera sido el haberse alzado con la Euroliga ante la potentísima Kinder de Bolonia, los alaveses disputaban las semis de la ACB ante los merengues. Muchos se acordarán de la espantada de Alexander, pilar de aquel equipo, en los prolegómenos del partido. Nueva eliminatoria para los madridistas.

De nuevo se claudicó en el curso 2004-05. Era la final. Si no trae buenos recuerdos la huída del poste americano hacía cuatro años, lo de esta serie se constituye en un innombrable para la parroquia baskonista. Quinto partido en el Buesa con todo preparado para celebrar el título a segundos del final. Pero la ingenuidad de Splitter y el acierto de Herreros pusieron el título rumbo a Madrid.

Ya en la 2008-09, con una serie semifinal al mejor de tres encuentros, el Baskonia certificó su pase a la final en el tercer y último choque, disputado en Gasteiz. Mickeal, Rakocevic y el propio Splitter comandaban aquel Baskonia.

Tan sólo un año después, en la 2009-10, la historia se repetía. Esta vez a cinco partidos, el cuadro alavés llevó la eliminatoria hasta su capítulo final, de nuevo, en tierras alavesas. Era el preludio de la última gesta baskonista. La de la canasta de San Emeterio. La del 0-3 ante un Barça invencible.