Vitoria. La mejora experimentada por el Baskonia en los últimos tiempos es incuestionable. Una mejora argumentada en incorporaciones, como las de Lampe y Nocioni, y resurrecciones, como las de San Emeterio y Nemanja Bjelica. Sin embargo, existe un agente adicional que está condicionando, para bien, el devenir del equipo de Dusko Ivanovic en el tramo final de este curso 2011-12.

El nuevo Buesa Arena, la afición que aloja, la recién bautizada Marea Roja, en definitiva, es parte sustancial del éxito de esta nueva versión del Caja Laboral. Sólo hay que remitirse a la estadística para corroborar esta afirmación. El último encuentro disputado por los azulgrana en Zurbano, el que enfrentó al equipo azulgrana contra el Gescrap Bilbao en el primer encuentro del play off, constituía el décimo jugado en el remozado pabellón. En una decena de encuentros el Baskonia tan sólo ha cosechado una derrota, contra el Joventut. De ahí que Maciej Lampe, pese a la todavía corta estancia que acumula en tierras alavesas, se haya encomendado a las 15.000 gargantas que les ampararán hoy, conocedor del impulso en que se constituyen. "Estoy seguro que nos van a apoyar, como siempre desde que estoy aquí, nos dan esa fuerza necesaria para ganar. Todos sabemos de la importancia del partido de mañana (por hoy), la afición y nosotros, y vamos a dar el cien por cien", espetaba el polaco.

Con la experiencia de quien ya ha vivido grandes tardes en el Buesa, Lampe calificaba a la afición baskonista como "la mejor de España". Aunque, elegante, no se le ocurrió hacer de menos a los seguidores madridistas, quienes fueron suyos hace algo menos de una década: "Me gusta más la afición del Baskonia pero el ambiente en Madrid estaba bastante bonito, con la gente protestando el arbitraje, que eso también ayuda, pero para mí nuestra afición es la mejor". El fornido poste no quiso entrar al trapo en cuanto a los recelos arbitrales que han emanado de las altas esferas del club. "No pensamos en el arbitraje", zanjó rotundo.

Sin aludir al estamento arbitral, el madridista Jaycee Carroll insinuaba, ayer, cierta condescendencia para con los azulgrana: "Es difícil zafarse de los defensores cuando hay tantos contactos. Además, muchas veces en el momento de cortar por la zona me atrapaban con dos jugadores". Poca leña para un fuego que ya no se aviva como en épocas pasadas. Felipe Reyes ha sido testigo y partícipe de muchas de esas refriegas y, a falta de Scola, Nemanja Bjelica quiso adoptar el papel de némesis del perpetuo pívot merengue en el último choque.

La cosa no pasó a mayores quizás por la "experiencia" acumulada, según Suárez. "Este mismo año hemos jugado en canchas muy calientes. Vamos a intentar abstraernos del ambiente exterior y pensar solamente que en la cancha jugamos cinco contra cinco", declaraba el jugador de Aranjuez, alerta por la atmósfera que les espera en la noche de hoy.

Tampoco se le escapa la trascendencia del escenario a uno de los estiletes de este ágil Real Madrid. "Ellos allí, con el apoyo de su afición, con el pabellón lleno; se crecen todavía más. Hay mucha gente poniendo presión al rival y animando a su equipo y vamos a tener que jugar cuarenta minutos muy regulares y hacer un muy buen baloncesto para tener opciones de ganar", avisaba Llull.

Ambos equipos habrán de hacerlo pero, ahora, el Baskonia cuenta con el factor cancha. Un factor determinante a tenor de lo visto en este tramo final de temporada.