Vitoria. Todos los honores recayeron con merecimiento en el estelar papel de Pablo Prigioni en los minutos finales de la confrontación, pero antes de que eso sucediera hubo otros dos nombres propios que sostuvieron el entramado baskonista. Fueron San Emeterio y, en menor medida, Nemanja Bjelica, que firmaron sendas excelentes actuaciones a la sombra del base argentino que en condiciones normales les hubiesen hecho ser acreedores a las máximas distinciones. El alero cántabro evidenció una vez más que la inoportuna pubalgia ya ha pasado a la historia y que vuelve por sus fueros para discutir los minutos del mismísimo Nocioni en el perímetro. Su asombrosa capacidad para forzar faltas le granjeó multitud de tiros libres a su favor, un total de diez, que le sirvieron al Baskonia para sostenerse en pie en los momentos más críticos. Nemanja Bjelica, titular en lugar de Teletovic, cuajó otro sensacional despliegue bajo los tableros que no hace sino refrendar su imparable crecimiento durante las últimas jornadas. Tras mucho tiempo de penurias, el balcánico empieza a dar la verdadera medida de sus posibilidades.