Vitoria. Si cualquier aspirante al título de la ACB debe contar en nómina con diez piezas al máximo nivel, el Baskonia se queda este año a mitad de camino y lejos del objetivo inicial. Mientras sus rivales directos como el Barcelona y el Real Madrid disponen de un interminable fondo de armario para enmascarar un puntual bajo estado de forma, no sucede lo mismo con el disminuido ejército adiestrado por Dusko Ivanovic, donde algunas deserciones comienzan a resultar inquietantes.
Entre lesiones y misterioriosas desapariciones, el preparador montenegrino delega en las últimas jornadas su estricta confianza en un núcleo duro integrado por un reducido número de elementos que soporta en sus manos todo el peso de los partidos. Solo siete hombres, como se comprobó con claridad el pasado miércoles en el choque ante el Fuenlabrada, son los encargados con más o menos acierto de tirar de un carra donde algunas patas cojean más de la cuenta.
La inoportuna pubalgia que mantiene en el dique seco a Fernando San Emeterio, cuya presencia en el play off por el título todavía es un misterio por resolver, la falta de madurez de un Thomas Heurtel excesivamente bisoño para conducir un timón tan complejo como el azulgrana y el drástico descenso de rendimiento protagonizado por Milko Bjelica, al que la vuelta de Maciej Lampe ha relegado a un plano residual, reducen sobremanera el margen de actuación de Ivanovic para el comienzo de la fase crucial de la temporada. Si por un lado es positivo que cada jugador del plantel sepa con certeza su rol y se sienta cómodo con ese grado de confianza que les dispensa su técnico, en el lado negativo de la balanza es evidente que este titubeante Caja Laboral constituye un grupo excesivamente famélico para dar la réplica en unas hipotéticas semifinales al Real Madrid o en la posterior final al Barcelona.
La dirección de juego se encuentra completamente acaparada por Pablo Prigioni, cuya jerarquía quedó otra vez patente en el sur de Madrid. Tras diez días en el dique seco por culpa de una tendinitis en el hombro, ingresó en el minuto 5 para disputar ya la totalidad del choque en detrimento de un Heurtel convertido en un triste espectador. El francés, que purgó su deficiente inicio, no volvió a pisar la pista fuenlabreña tras la enésima controvertida actuación en la dirección de juego.
Donde el argentino instaura el orden, el oficio y la sapiencia para hacer mejores a sus compañeros producto de sus numerosas horas de vuelo, su joven y tierno recambio adolece todavía de esa necesaria creatividad y sabias dotes de mando para que sus compañeros y técnicos crean en él con los ojos cerrados. Un problema mayúsculo porque Prigioni, a sus 35 años, tiene unas limitaciones físicas que le impiden disputar la mayoría de minutos con la misma entereza. Y los play off son muy duros.
Dudas en la zona La cuerda exterior, a falta del incansable trabajo de ese pulmón llamado San Emeterio, se ha visto relanzada por la llegada de un Nocioni estelar que aporta un plus en intangibles como el carácter, la garra y el espíritu ganador. El argentino debe ser un fijo cuando se cuezan las habas, mientras Oleson y Ribas afrontan la asignatura pendiente de erigirse en unas amenazas más demoledoras para las defensas rivales. El gélido escolta nacido en Alaska es bastante más susceptible de poder convertirse en el añorado killer que el catalán, cuyo enorme sacrificio también representa un valor seguro para Ivanovic. Con San Emeterio en nómina, la única certeza es que el Baskonia dispondrá de uno de los perímetros más rutilantes del torneo doméstico. A este cuarteto hay que añadir la polivalencia de un Nemanja Bjelica que ha comenzado a emitir señales de vida tras una discreta campaña.
El serbio también puede aportar su granito de arena a un juego interior donde Ivanovic debe recuperar cuanto antes a dos elementos. La progresión de Lampe contrasta sobremanera con el estado de ansiedad de Teletovic y la caída en barrera de un irreconocible Milko Bjelica. Ambos balcánicos distan en exceso de aquellas piezas solventes que rayaron a un brillante nivel durante muchos tramos de curso. Mientras el capitán conserva una considerable cuota de minutaje, el ex del Lietuvos ha perdido su protagonismo de manera significativa. Por todo ello, el Baskonia se encuentra lejos de ser un colectivo redonde en el que todos sus integrantes remen en la misma dirección y sumen en positivo. El esplendor de, a lo sumo, siete efectivos resultará insuficiente para conseguir la cuarta ACB de la historia.