Como tirar una moneda al aire. El apretado final vivido ayer en el Nou Congost habrá desprendido sensaciones de familiaridad para más de un aficionado. Normal. Y es que si se echa la vista atrás se pueden contar hasta diez encuentros que se decidieron por un margen menor de tres puntos en el bagaje baskonista de este curso 2011-12. Una canasta.
Seis encuentros en Liga ACB y cuatro en Euroliga (hay que tener en cuenta que en la presente campaña el Caja Laboral únicamente ha disputado diez partidos en la máxima competición continental). Precisamente este torneo abrió la batería de cruces decididos en el último suspiro que ayer contabilizó la decena. El encuentro de debut en Euroliga se jugó el 19 de octubre del pasado año en el Abdi Ipekci Sports Hall de Estambul y el Fenerbahce Ulker cayó por tres puntos de ventaja ante la escuadra de Dusko Ivanovic que, por aquel entonces, contaba aún con los ahora NBA Kevin Seraphin y Reggie Williams.
El tercer cruce de la competición más codiciada por el baskonismo trajo al Olympiacos, flamante equipo Final Four, hasta tierras alavesas. Después de haber firmado un partido para olvidar de cara al aro, Prigioni asumió la responsabilidad de lanzar el último tiro con el encuentro empatado a 79. Anotó y el Iradier Arena explotó de júbilo en la que pudo ser su noche más apoteósica.
La suerte sonreía a los azulgrana y de dos encuentros igualados, el club del paseo de Zurbano se llevó lo dos. No obstante, es conocido ya el discurrir alavés en la Euroliga a lo largo de la presenta campaña y el azar fue esquivo con el equipo a partir de aquel momento. El 1 de diciembre, caía en Italia ante el sorprendente Bennet Cantú por 71-68. Justo una semana después, el Olympiacos de Dusan Ivkovic devolvía la moneda a los gasteiztarras que claudicaban en el Pireo por 84-82.
Si la competición europea ni dió ni quitó nada al Caja Laboral en estos finales de infarto -dos victorias por dos derrotas- el destino ha sido igualmente ecuánime en la Liga ACB. En la competición doméstica se tardó algo más en llegar al desenlace de un encuentro con las espadas en todo lo alto. Fue en la jornada trece, en Bilbao. Justo siete días después de haber perdido, en el mismo escenario, la oportunidad de acceder al Top 16 de la Euroliga, los alaveses se tomaron la revancha y se llevaron el triunfo de Miribilla por 79-80 con un lanzamiento triple de Fernando San Emeterio desde el lateral en el último segundo.
El equipo tuvo que esperar hasta febrero de 2012, el día 12, para vivir, de nuevo, una situación similar. Esta vez en Galicia, contra el Blusens Mombus, y la suerte se alió en aquel momento con los pupilos de Moncho Fernández que se llevaron el partido 89-87 tras una prórroga. El 26 del mismo mes un Blancos de Rueda que pretendía salir de la última posición plantó cara en el Buesa Arena hasta el punto de llegar empatados al tramo final. Un coast to coast de Brad Oleson dio la victoria al Baskonia.
Tras estos encuentros ha llegado la sucesión de los tres últimos partidos que han pronunciado más aún esta tendencia a vivir en el filo. Primero fue el Lucentum, en Alicante el 1 de abril. Llompart otorgó la victoria a los levantinos por 71-70 tras anotar un triple cuando el encuentro agonizaba. Una jornada después vino la de cal y el remozado Buesa Arena pudo vivir una jornada para la historia al vencer al Real Madrid por 67-66 previo fallo en un alley oop de Llull. Y ayer se puso fin, de momento, a esta sucesión de monedas lanzadas al aire con la derrota cosechada en Manresa. De nuevo se pudo haber ganado o forzado la prórroga pero se debe concluir que el azar no ha sido caprichoso con el Baskonia. Diez encuentros decididos en el último suspiro. Cinco ganados y cinco perdidos. Pura justicia.