Apenas nadie se atreverá a cuestionar el certero ojo crítico del equipo de scouting baskonista a la hora de incorporar jugadores, a priori, desconocidos al plantel. No pocos han sido los réditos que, en lo deportivo y en lo económico, ha obtenido el club del Paseo de Zurbano merced al precoz peinado de ignotos, los más, destinos baloncestísticos a lo largo de su historia reciente. Devon Van Oostrum, Luis Scola o Splitter son buena muestra de ello. Aunque existe un equipo en la ACB que no le va a la zaga en este aspecto.

Se trata del Assignia Manresa, próximo rival del Baskonia. El club que descubrió al actual líder de tapones de la NBA, el congoleño nacionalizado español Serge Ibaka, cuenta con el prometedor Igor, hermano de aquel; el joven camerunés Johan Kody, reclutado a los 17 años tras llevar seis meses jugando a baloncesto y a quien auguran un buen futuro en el campo profesional (hoy cuenta todavía con 19 primaveras); o el ucranio Sergey Gladyr, elegido en la cuadragésimo novena posición del draft de la NBA en 2009 por los Atlanta Hawks. Tampoco se han de obviar importantes captaciones que han sido derivadas a clubes más poderosos del entorno como la del alero sueco Markus Eriksson, actualmente en las filas del Barcelona Regal donde integrará, con casi total seguridad, la primera plantilla el curso próximo. Pero, a estas alturas de la temporada, no es ninguno de ellos quien está llamando la atención de técnicos, prensa y aficionados.

No hablamos del americano Josh Asselin, quien dio buena muestra de sus facultades en Vitoria contribuyendo de manera determinante a que los catalanes se llevaran la victoria en el último acto del Iradier Arena merced a los 34 puntos de valoración que le valieron el MVP de la jornada en la Liga ACB. Tampoco de Micah Downs que, con 28, secundó a su compatriota en aquel trabajado triunfo. El nombre que resuena en los mentideros baloncestísticos en las últimas semanas tiene acento húngaro. Acentos mejor dicho, los de Hanga Ádám.

Ésta es la ortografía correcta para invocar sobre el papel a la perla del basket húngaro que, desde el pasado verano, evoluciona en el campus de alto rendimiento que es el Nou Congost. Adam Hanga (así se ha castellanizado por la supresión de tildes habitual para los nombres esteeuropeos, amén del orden oriundo de nombre y apellido) comienza a hacerse un hueco en escaletas, webs y páginas de los medios especializados pero figuraba ya desde hace un tiempo en las agendas de los ojeadores europeos e incluso americanos. Al menos desde el pasado año cuando, hablamos de finales de junio, los Spurs utilizaron la penúltima papeleta del draft para inscribir en la NBA al primer jugador magiar vía elección oficial. El país de Puskas o Imre Kertész nunca ha sido prolífico en el ámbito del baloncesto. Tan sólo el exbaskonista Kornel David (Kórnel Dávid, en realidad) ha vestido una camiseta con el logo de Jerry West desde la añeja Hungría.

Hanga se formó, dentro del ámbito profesional, en el Albacomp húngaro -equipo también de David, cuya camiseta con el número nueve cuelga del techo de su pabellón- donde militó seis temporadas. Debutó con tan sólo 17 añitos y, pese a sus actuaciones testimoniales en este primer año, los técnicos veían en sus magníficas aptitudes físicas y técnicas -puede ocupar las tres posiciones exteriores- un futuro prometedor.

No se equivocaron. Este hijo de guineano y húngara acabó firmando estadísticas prácticamente de MVP (17,6 puntos, con buenos porcentajes, 4,4 rebotes, 3,4 asistencias y 2,8 balones recuperados por partido) en su última temporada en Hungría; participando en dos Eurocamps de Treviso, quizás la pasarela más prestigiosa para los jugadores jóvenes europeos; y constituyéndose en pieza clave para la selección de su país con cuyo equipo realizó actuaciones sobresalientes que contribuyeron, en buena medida, a difundir su nombre por los vericuetos baloncestísticos internacionales.

Futuro NBA Esta llamativa tarjeta de presentación no tardaría en despertar la curiosidad de la Liga yankee y, el pasado verano, Hanga Ádám, el húngaro, el de los dos acentos, se convertía en el primer magiar seleccionado en el draft de la NBA. Lo consiguió cuando únicamente quedaban dos oportunidades. Mucho más tarde que los Kyle Irving, Enes Kanter, Jonas Valanciunas, Kemba Walker, Bismack Biyombo o el hoy madridista Kyle Singler. Pero el hecho de que sean los San Antonio Spurs, equipo acostumbrado a integrar jugadores foráneos en sus filas -y esto tiene más peso de lo que pueda parecer en una Liga que aún no se ha desquitado del todo de sus prejuicios atléticos-, los propietarios de los derechos del jugador otorga un cupo más elevado de posibilidades a Hanga.

Antes de todo esto, un emisario del modesto club manresano, uno de los más sucintos en su presupuesto dentro de la Liga ACB, le había firmado. De hecho fue el primer fichaje de la temporada 2011-12 en todo el campeonato. Allí deberá corroborar los brillantes informes que avalan su juego si quiere, en un futuro cercano, acompañar a David -perdón, Dávid-, como el segundo húngaro en disputar la NBA. El primero en hacerlo vía draft.