Vitoria. El añorado reestreno del Fernando Buesa Arena con su aforo completo no podía deparar un cartel más atractivo. En un marco incomparable, el Baskonia bautiza esta tarde ante el Real Madrid su remozado pabellón para más de 15.500 aficionados. El equipo de Ivanovic intentará poner una rúbrica de oro a una de las jornadas más inolvidables en la historia del club, que inicia una nueva era con la culminación de su proyecto estrella para seguir consolidándose entre los mejores de Europa. Se presume un espectáculo por todo lo alto antes, durante y después del partido para saludar a un recinto que se vestirá de gala para acoger un duelo en la cumbre que supone la última oportunidad del Caja Laboral para reengancharse al vagón que conduce hacia la segunda posición de la fase regular.

Con todo el papel vendido desde hace días para asistir a la puesta de largo de un escenario majestuoso y en medio de una expectación inusitada que puede propiciar el récord histórico de asistencia de público a una cancha de baloncesto, la tropa alavesa está obligada a responder a las elevadas expectativas que entraña una jornada señalada en rojo en el calendario. Tras el cúmulo de decepciones registradas en los últimos tiempos, la última de ellas el pasado domingo en el Centro de Tecnificación de Alicante, hoy es un día propicio para que el baskonismo recobre definitivamente la ilusión por un colectivo incapaz, de momento, de cautivar y enhebrar un juego sólido que le permita coronarse monarca liguero.

Confluyen tantos factores anímicos para cosechar un triunfo de prestigio que el Baskonia no puede dejar pasar una oportunidad de oro para ganar adeptos a la causa. Se estrena un pabellón faraónico que necesita reclamos para poblar sus gradas, comparece el Real Madrid más pujante de las últimas temporadas que ya se ha embolsado una Copa del Rey, la segunda posición está en juego y, sobre todo, Andrés Nocioni volverá a pisar el parqué azulgrana ocho años después de emigrar a la NBA convertido en un puñal para las defensas rivales. Tras su esperanzador cuarto inicial ante el Lucentum y con mayor rodaje en sus piernas, el debut del alero santafesino en la capital alavesa constituye el principal gancho para regenerar la ilusión y soñar con una dorada recta final de temporada. Ante una de sus presas preferidas que ya sufrió en su día su voracidad y con todos los ojos depositados en sus evoluciones, el Chapu amenaza con reventar la resistencia merengue para rememorar sus veladas más memorables.

Ausencias sensibles El choque amanece con dos bajas importancias en cada bando que, sin embargo, no deslucirán el espectáculo. Como cabía esperar, San Emeterio se mantiene fuera de combate por culpa de su pubalgia. En el bando blanco, Pablo Laso tampoco podrá contar con los servicios de su mejor artillero. Una pancreatitis impedirá a Jaycee Carroll, esa metralleta compulsiva que trituró al Barcelona en la última final copera con una exhibición ofensiva sin precedentes, vestirse de corto. Un problema menos para la defensa de Ivanovic, que deberá afilar los dientes para contener el juego desinhibido, dinámico y alegre que despliega el Real Madrid desde que el técnico vitoriano rige sus designios.

Con un plantel rebosante de velocistas que salen a la carrera con una velocidad endiablada y que no conceden tregua a la hora de imprimir un ritmo vivo y eléctrico, el conjunto blanco exhibe unas señas de identidad muy definidas. Desde su embrigador éxito en el Palau Blaugrana que puso fin a su interminable sequía de casi dos décadas en el torneo del K.O., sin embargo, ha bajado sus prestaciones. Prueba de ello resultó su inesperada eliminación continental en un grupo aparentemente asequible y sus dos recientes derrotas a domicilio en Valencia y Donosti. Si quiere apurar sus opciones de encaramarse a la segunda posición, el Baskonia debe no sólo ganar, sino buscar una renta de 11 ó más puntos que le permita neutralizar el average de la ida.